Víctor Murguía
El alcalde salió al balcón del palacio aún con miedo pero a la vez sintiéndose protegido y con varias copas que ya habían causado efecto.
Era la noche de un 15 de septiembre y el Grito que dio comenzó así:
¡Dónde están los hijos de su #&%?¡#!# que me quieren matar, dónde están, a ver que vengan!
Corría el gobierno de Fidel Herrera y los zetas dominaban gran parte del territorio veracruzano. Ese alcalde, que gobernaba cerca de Veracruz, había recibido la amenaza de que al dar el Grito lo iban a matar.
Preso del miedo reportó la amenaza al gobierno estatal y, según se sabe, el Gobernador dispuso enviar a un alto funcionario a la ceremonia que encabezaría el edil.
A la vez el funcionario se hizo acompañar de mandos regionales de la Zona Militar, de la Comandancia Naval y de Seguridad Pública, por lo que la noche del 15 de Septiembre el pueblo tuvo una presencia militar como nunca.
Así que envalentonado y alcoholizado el alcalde comenzó el Grito como lo contamos. Los invitados especiales lo medio calmaron y el edil dio paso a vitorear a los héroes patrios, pero… para cerrar la ceremonia volvió a sus gritos de “a ver que vengan esos hijos de su %#’¡#&?# que me quieren matar, que vengan aquí estoy”.
De esto hubo muchos testigos, uno de los cuales, un profesor afecto al presupuesto, fue el primero en narrárselo a este reportero y si se lo cuento a ustedes es porque soy de los que creen que hay que reglamentar la forma en que se dan los Gritos para que exista un texto único.
Lo de ese alcalde está en el extremo, pero de existir un formato, salido de un consenso, se habrían evitado ya muchos ridículos y afrentas al movimiento de la Independencia.
CADA VEZ SON MÁS frecuentes los comentarios en el sentido de que si un alcalde necesita arreglar las cuentas de su Ayuntamiento acude a un área en específico del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) para que le den su ayudada.
Las versiones van y vienen y señalan que ciertos presidentes municipales del sur de Veracruz reciben un trato especial y de apoyo para que las cuentas públicas reciban su maquillaje.
Por su puesto que, se afirma, ese respaldo especial no es gratuito, tiene su costo, y eso es lo que preocupa a quienes desde el Orfis colaboran con la auditora general, Delia González Cobos, para auditar correcta y legalmente.
Por cierto, un alcalde que se menciona que tiene un gran ángel en el Órgano de Fiscalización Superior es el de Isla, Gustavo Alfonso Torres (una buena parte de sus ediles lo acusó en el Congreso local, pero el presidente anda despreocupado), quien conoció a Tomás Bustos Mendoza en el puerto de Veracruz, cuando ambos trabajaron con priistas en el Ayuntamiento.
Bustos es actualmente auditor especial de Fiscalización a Cuentas Públicas en el Orfis, pero se afirma que no ha podido olvidar su pasado priista.
MÁS DE UNA DECENA de ayuntamientos sufría por el presunto fraude de que fueron objetos por la empresa NL Technologies, que prometió cambiar el alumbrado público y solo generó pago doble. El propietario de esa empresa ya está detenido y el despacho Aguilar de la Llave se anota un triunfo.