El domingo pasado comentamos acerca de las dificultades que encaran tres partidos políticos de diferente y contrastante idiosincrasia cuando enfrentan la comisión de seleccionar candidaturas en común a cargos de elección popular, aludimos incluso a las inconformidades que esa circunstancia despierta en sus respectivas militancias: “… Por razones de todos conocidas, el PRD, por las malas condiciones en que lo dejó la sangría provocada por Morena al succionarle sus cuadros más distinguidos, presenta menos resistencia en la selección de candidaturas, no sucede así entre el PAN y el PRI, dos partidos históricamente antagónicos a los cuales las circunstancias obligan hoy por hoy a competir coaligados. Pero el (partido) que más resiente esa circunstancia es el PRI, que ya sin la rectoría de una jefatura superior como lo era el presidente de la república está sometido a las veleidades de sus cuadros relevantes que se sienten con derecho prioritario para concretar sus aspiraciones, de otra manera renuncian; no por dignidad política, por supuesto, sino porque olfatean debilidad y presionan, y a la par otean alternativas que les favorezcan: incorporarse a Morena, o a algunos de sus partidos satélites, o a Movimiento Ciudadano, que está ávido de trapecistas con trayectoria y experiencia…” y concluíamos: “¿Veremos ese fenómeno en Veracruz?”
Para darle continuidad al tema podríamos especular con una hipotética respuesta, y esta tendría que vincularse al “destape” del candidato priista al gobierno de Veracruz y al reparto de Distritos electorales para cada uno de esos partidos, porque nada extraño será que surjan inconformidades, explicables muchas de ellas, de actores políticos con aspiraciones defraudadas. Circula en las redes la siguiente repartición de Distritos electorales: Pánuco, Álamo, Boca del Río, Martínez de la Torre, Emiliano Zapata, Veracruz, Córdoba, Cosamaloapan y Huatusco (9), para el PAN; Cosoleacaque, Coatepec, Xalapa y Orizaba (4), para el PRI, mientras al PRD (5), Poza Rica, Papantla, Zongolica, Minatitlán y San Andrés Tuxtla; y relativo al senado, la primera fórmula sería para el PAN y la segunda para el PRD. Ignoramos los criterios base de esa repartición, evidentemente nada favorable para el PRI y muy desproporcionada a favor del PRD, por mucho que la candidatura al gobierno le corresponda al PRI, pero dejarlo sin oportunidad para el senado demuestra incongruencia supina. Una primera reacción en el estado es la renuncia de Renato Alarcón, muy significativa porque pudiera ser la primera cuenta a la que como en un rosario siguen otras, como si fuera un plan previamente diseñado, de causa a efecto. Mal empieza la semana para quien ahorcan en lunes.