Ya concluye 2023, apenas alejándonos de la pesadilla pandémica que nos enclaustró por casi dos años mostrándonos dramáticas escenas de la tragedia, alimentada desde la Secretaría de Salud por su pésimo manejo a cargo del innombrable López Gatell, ahora arrinconado en el anonimato por el repudio público a que se hizo acreedor. Fueron casi 800 mil víctimas del Covid 19 muchas pudieron evitarse porque no dice bien el habernos ubicado en el cuarto lugar mundial en decesos, solo atrás de India, un país cuya población es diez veces mayor a la nuestra. Acompaña a ese patético desenlace el permanente desabasto de medicinas y la desaparición del Seguro Popular, que sí era seguro y muy popular.
El número de nacimientos en México en estos tiempos no compite con el número de defunciones, porque aparte del colectivo de decesos por Covid 19 nos atosigan las masacres a causa de la violencia que impera en el país, con víctimas incentes ajenas a la reyerta por las drogas. En Fresnillo desaparecen cuatro adultos y cuatro niñas, cuatro desaparecidos en Ciudad Mendoza, cuatro homicidios en Salamanca, Cinco estudiantes victimados en Celaya, 14 muertos en Texcaltitlán, 11 víctimas en Salvatierra, 6 muertos en Cajeme se suman a los más de 170 mil homicidios acumulados en el presente sexenio; feminicidios impunes, extorsión al tope hacen de México uno de los países más inseguros del orbe. Todo pese a que cuando andaba en campaña el ahora presidente ofrecía que se acabarían las masacres, no más violencia ni homicidios; tampoco corrupción aunque SEGALMEX figura como llaga purulenta sin visos de cicatrizar.
En educación estamos reprobados, según PISA ocupamos el penúltimo lugar de los países evaluados, apenas encima de Colombia, pero sideralmente lejos de Japón, el país mejor evaluado. Reprobamos en matemáticas, en comprensión lectora y en ciencias, esa condición nos remite al fracaso de la Nueva Escuela Mexicana. De paso tenemos que agregar la prevalencia de un México políticamente polarizado en pugna de los buenos contra los malos, donde cada uno se arroga la categoría más conveniente.
Pero del otro lado de la balanza ya tenemos un nuevo aeropuerto, el AIFA, que no empieza a carburar aunque se acompaña ahora con una compañía aérea (Mexicana de Aviación que viaja aviones “Boing”, según su propaganda) que ofrece boletos a un costo de regalo debido al subsidio del gobierno por lo que nada garantiza su éxito comercial, una refinería en Dos Bocas, dos veces inaugurada aunque sin producir un litro de gasolina, un Tren Maya inaugurado en retazos pero pasará algún tiempo para que regularice su funcionamiento; también una mega farmacia, que según se dice almacena medicinas de todo el mundo, pero nada asegura que vaya a resolver el desabasto en los hospitales del sistema de salud. Debe suponerse que el gozne de la balanza evaluadora de esas acciones, hechos y circunstancias será la población mexicana y a ella corresponde inclinar la balanza hacia uno y otro lado. Pero será en 2024 porque 2023 ya se va.