Agencias/Sociedad 3.0
El ritual de comer doce uvas al dar la bienvenida al Año Nuevo es una práctica arraigada en muchas culturas alrededor del mundo, y su origen se remonta a 1909. En ese año, una exitosa cosecha de uvas llevó a los productores a comercializarlas como las «uvas de la suerte». La idea de empaquetarlas en docenas, representando los doce meses del año, se consolidó como una tradición.
Este simbolismo se basa en la creencia de que la uva, fruto asociado tradicionalmente con la buena suerte, aporta positividad al inicio de un nuevo ciclo. Así, las doce uvas consumidas en los primeros segundos del año representan la esperanza de un año lleno de fortuna y prosperidad.
En los mercados, es común encontrar puestos ambulantes durante la temporada de fin de año que ofrecen paquetes de doce uvas junto con sidra, permitiendo a las personas participar en esta costumbre que se ha convertido en una manera simbólica y festiva de recibir el Año Nuevo. Aunque las uvas pueden ser una fruta asequible, su demanda aumenta en esta época, elevando su precio debido a la tradición arraigada en la cultura popular.