Está empíricamente demostrado que la legislación electoral es de las más dinámicas pues tras de cada proceso electoral sobrevienen los ajustes legislativos correspondientes a las circunstancias en que se desarrollan. Lo mismo podemos asegurar respecto de la diversidad que caracteriza a cada proceso electoral, pues ninguna elección en sus múltiples versiones es idéntica a otra, de presidente, de gobernador, de legisladores o de ayuntamientos. Podemos ejemplificar: en el proceso electoral de1973 para elegir alcaldías en la entidad veracruzana el PRI sufrió inusitadas derrotas en municipios importantes: Coatzacoalcos, Jaltipan, Acayucan, Papantla, Poza Rica y Pánuco. Hubo fuerte conmoción en el PRI debido a esas preocupantes debacles que permearon en la opinión pública con mucho asombro, al año siguiente, 1974, en esta entidad se celebraron comicios para elegir diputados locales, y en Acayucan, cabecera distrital, el comentario del café auguraba otra derrota para el PRI, obviamente nada que ver con la realidad porque de inicio se trataba de una elección muy distinta a la municipal, como lo demostró el resultado pues el PRI ganó sobradamente en los 13 municipios que componían ese distrito. Otra referencia la encontramos en Baja California Norte donde en 1988 ganó el Frente Democrático Nacional (FDN), con el ingeniero Cárdenas de candidato presidencial; pero un año después, 1989, en la elección para gobernador el PAN ganó la elección dejando en segundo lugar al PRI, y al PRD en tercer lugar. En la elección para gobernador de Veracruz en 2016 el PAN gano la gubernatura dejando al PRI en segundo lugar y al candidato de Morena, Cuitláhuac García, en tercer lugar, por número de votos obtenidos. Aunque ese tercer lugar en la elección de 2018 fue primero porque las circunstancias direccionaron esos resultados.
De allí lo interesante del actual proceso electoral en Veracruz, que se desarrolla en circunstancias muy diferentes a las de 2018, pues ahora los partidos de oposición (PRI-PAN-PRD) participan en Coalición llevando como abanderado a José Yunes Zorrilla, un actor político bastante conocido en la entidad, cuyo slogan, “Veracruzano de Verdad”, contiene un mensaje de peso específico por la empatía que concita en la ciudadanía y dadas las circunstancias que rodean a la candidata de MORENA, no nacida en estas tierras. Pero, además, doña Rocío Nahle, arranca con un serio pasivo a cuestas, porque aparte de no ser veracruzana su participación para edificar la refinería de Dos Bocas fue de tal protagonismo que necesariamente está comprometida a explicar los diversos cuestionamientos relativos al exponencial crecimiento del costo de construcción, contrastante con lo originalmente proyectado, acompañado con la opacidad en el procedimiento de contratación sin licitaciones. Varias son las circunstancias que rodean este proceso electoral 2024 en Veracruz, una fundamental es el cuestionable desempeño del actual gobierno estatal que induce a inferir un posible voto social de castigo. En 2018 el efecto López Obrador impulsó las candidaturas de su partido, pero esta vez no figura en las boletas ¿ahora será de similar impacto su presencia? Y en esta ocasión ¿cuál será la opción de los poderes fácticos? Sí, sin lugar a duda, cada elección conlleva sus características propias porque la rodean las circunstancias del momento.