miércoles, diciembre 25, 2024

Los que se fueron, pero sus letras permanecen con nosotros (II)

“Enrique Dussel: 1934-2023.”                                                        

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

     Los planteamientos sobre la necesidad de crear una filosofía netamente latinoamericana, una nueva identidad, un pensamiento propio, es un tema que viene discutiéndose en nuestro continente desde el siglo XIX; pensemos en el argentino Domingo Faustino Sarmiento, en el cubano José Martí. El siglo XX se inaugura con “Ariel” del uruguayo José Enrique Rodó, en el caso mexicano, allí están las figuras de José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Samuel Ramos, Leopoldo Zea, Ezequiel Iturriaga, entre otros. Hoy la literatura sobre esta atrapante temática es abundante, y las posiciones de los intelectuales que tocaron el tema resultan diversas, en momentos controvertidas, lo interesante es que toda esta discusión que se ha llevado a cabo, innegablemente ha ido formando un pensamiento latinoamericano, una manera propia de discutir nuestros problemas, y dentro de la enorme gama de filósofos que escribieron, debatieron, argumentaron y defendieron sus ideas e ideales, se encuentra Enrique Dussel, filósofo de origen argentino, radicado y naturalizado mexicano, quien falleció en el pasado mes de noviembre en la ciudad de México.

     En su larga trayectoria Enrique Dussel publicó vasta cantidad de libros. Es uno de los pioneros de la corriente de “la liberación latinoamericana”. Para proponer esa liberación escribió obras filosóficas, pronunció conferencias, y recordaremos al finado filósofo acercándonos al libro: “Teología de la liberación y ética”, obra que forma parte del tomo II de la colección titulada: “Caminos de liberación latinoamericana.” En las diversas lecturas que he realizado sobre la problemática latinoamericana, por citar un ejemplo: en el “Facundo” de Sarmiento hay argumentaciones que consideré anacrónicas, otras inviables, en algunos momentos sus planteamientos resultaban elitistas, excluyentes, no obstante, comprendí el contexto histórico-político-social-económico en que escribió la obra. A partir de ese equilibrio en el análisis, concluí que el “Facundo” es una lectura canónica para cualquier estudioso y que, en algunos aspectos, más allá de lo literario, el pensamiento de Sarmiento tiene validez, vigencia, verbigracia, el proceso educativo como único medio civilizador. 

     Ahora que he estado leyendo a Enrique Dussel, y que sabía de antemano que su pensamiento es totalmente opositor al de Sarmiento, por una parte, me resulta muy valioso todo el aparato crítico que sostiene contra los imperialismos y los efectos de la colonización como el robo y el saqueo que realizaron los conquistadores. La permisividad de la iglesia en todo el abuso que se propinó en más de trescientos años, es más, prefiero utilizar el término: la complicidad de la iglesia en el dominio, sometimiento, humillación, explotación, y en muchos casos en la exterminación de las culturas prehispánicas. Empero, al igual que todo reformador, Dussel con tal de exhibir el abuso de una raza sobre otra, al intentar desnudar la aniquilación de toda una cultura, termina justificando lo injustificable, en la página 14 del libro mencionado señala: 

     “Entonces, por el descubrimiento hispánico del Mar Océano se expande el mundo europeo, y otras experiencias humanas (la maya, la azteca, la inca, la africana, la árabe, la hindú, la china) son dominadas, son destruidas. Un ejemplo: los aztecas inmolaban hombres al dios Huitzilopochtli de Tenochtitlan, porque en la quinta edad del mundo un pequeño dios se había inmolado por los otros, el sol, y el sol necesitaba de la sangre de los hombres para subsistir. Según la teología azteca de Tlacaelel el dios sol necesitaba sangre humana y los aztecas debían conseguir víctimas para el dios sol, y para esto construyeron un imperio. Hay un teólogo histórico que está a la base del imperio. ¿Qué les parece a ustedes? ¿Qué es más digno: morir ante el altar del dios sol inmolado como un hombre, a morir en el fondo de una mina inmolado al dios oro y plata como una bestia de carga? Fueron inmolados muchos más indios al nuevo dios moderno europeo que al dios azteca, pero además es mucho menos humano morir en el fondo de una mina como un animal, que morir como una víctima divina en un altar aunque sea el de un falso dios.”

     Por supuesto que comprendo que Enrique Dussel, en cierta forma, muestra este comparativo de manera simbólica, mas, en los diferentes textos que integran el libro, el filósofo al desnudar los salvajinos y barbaries de los conquistadores, lo hace defendiendo las bestialidades de los conquistados. Así no construimos nada, sólo destruimos lo poco que tenemos. Ha sido el gran problema de los intelectuales de izquierda reformadores. Sus críticas son demoledoras, vigentes y valiosas. Sus críticas han ayudado a quitarnos de encima un poco a los imperios, disminuir los abusos, las explotaciones. Más, no hay un caso donde hayan construido algo sólido. “Por sus frutos os conoceréis.” En todos los casos por lo menos en Latinoamérica, han terminado en dictaduras populistas.

     Algo más. En el texto titulado: “Alienación y liberación de la mujer en la iglesia” en la página 114, el maestro Dussel sustenta que: “Para plantear esta cuestión debemos partir del “cara-a-cara”, que es la experiencia originaria de Moisés, que estaba “cara-a-cara” con Dios.  Esta experiencia puede ser descriptiva o analizada en tres niveles, porque hay tres posibles relaciones del hombre con el hombre, que ya analógicamente nos hablan de las tres personas de la Trinidad y que son: Varón-Mujer, que se transforman en Madre-Padre y Padres-Hijos y Hermano-Hermana. A estas relaciones las llamo: una erótica, una pedagógica, y una política.” Partiendo de esta clasificación, el filósofo empieza a analizar el origen occidental-intelectual de la inferioridad de la mujer. Empero, antes de analizar ese tema, lo primero que causa la clasificación de Dussel es una sensación de exclusión. El texto fue publicado en 1973, sé que por estos años el tema de la liberación sexual estaba muy reprimido, sin embargo, ya era un tema en boga, entonces, ¿Por qué una clasificación que excluye otras formas sentimentales y sexuales de relacionarse? El tema no es sólo sobre la reproducción, la liberación de la mujer incluye poder amar libremente a otra mujer y que ese sentimiento sea respetado.

     Enrique Dussel estudia y culpa a los filósofos occidentales de ser los principales responsables para que la mujer sea sometida. A Platón se lo reprocha en el dialogo: “El banquete”. A Aristóteles se lo reclama en: “La política”:Porque la mujer, dice Aristóteles, no tiene plenitud de elección, por eso es que no puede comprar ni vender un campo (estamos en el tratado económico, domestico), ni tampoco poseer los esclavos; solamente los puede poseer el varón libre.” A Tomás de Aquino lo denuncia en: “Suma Teológica I, cuestión 57.” “También hay un derecho de disciplina sobre el niño y una especie de derecho doméstico sobre la mujer. Dice que él que cometió el pecado no fue Eva, porque no tenía plenitud de elección; fue Adán. No dirán que no hay en la propia Suma un cierto machismo de la época. Ahora, lo mas interesante es que con esta misma doctrina se produce la dominación pedagógica.”

     Verdad es que con la anterior pedagogía fue educado el hombre moderno, el que llegó a nuestras tierras a conquistar. A someter a la mujer. El filósofo Enrique Dussel en esta parte afirma que antes de la llegada de los europeos, lo que en nuestras tierras prevalecía era el clan “matrilineal.” Explica que no era un matriarcado autoritario, más si existía una supremacía de la mujer. (Argumento debatible.) Literalmente manifiesta Dussel que mientras en el “Popol Vuh” se llega a decir: “Y la madre, y después el padre, como pareja.” En cambio, al leer el “Martín Fierro”, Fierro nos dice: “En aquel tiempo mi ranchito tenía, y mis hijos y mujer.”

     En muchos aspectos abordados tiene razón el filósofo Enrique Dussel, pero, los hechos históricos se dieron así, luchar por liberarnos física y mentalmente del colonialismo es un deber como pueblos latinoamericanos. Sin embargo, también debemos reconocer que después de muchos siglos pasados, somos producto de una tradición, de una cultura. Esto implica ser herederos de una lengua castellana, y tan importante es rescatar y conservar nuestras tradiciones originarias, como aceptar que formamos parte de una nueva realidad y sólo partiendo de esta realidad se puede construir un futuro propio. Tan importante es leer a Platón, a Cervantes, a José Hernández, como al propio Enrique Dussel, de hecho, con estos autores él ha debatido en su libro. Es decir, Enrique Dussel fue contracultura, partiendo y debatiendo con esa misma cultura.

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Facebook: José Miguel Naranjo Ramírez.

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