Sin tacto
Por Sergio González Levet
Lo que muchos políticos y políticas no entienden, es que el poderoso puede manifestar su preeminencia de muchas maneras distintas, y que una de ellas, aunque parezca una paradoja, es no hacer su voluntad plena.
Sí, el quid del poderoso es mandar, pero lo más importante es conservar el poder.
Es ese sentido de la idea, muchas veces el que manda se ve obligado a hacer a un lado lo que quiere hacer y termina por hacer lo que debe hacer, si me disculpan el trabalenguas.
Eso que muchas y muchos no entienden se explica a cabalidad con el comportamiento de quienes detentan el control de Morena en la entidad, encabezados por su aspirante a la gubernatura, la oriunda de Río Grande, Zac., Rocío Nahle García.
A la hora de seleccionar a los candidatos que la acompañarán en las campañas de abril y mayo, la ex Secretaria de Energía escuchó más a su corazón que a su cerebro, más a la vanidad que a la conveniencia.
Chío obligó a que fuera en la segunda fórmula de Veracruz para el Senado su dilecta amiga la diputada Claudia Tello, y así dejó en el camino a Mónica Robles, una militante del movimiento cuya familia ha sido referente en el apoyo a Andrés Manuel López Obrador.
La constructora de todas las primeras etapas -menos la final- de Dos Bocas, prefirió cumplir su antojo de poner a su carnala que ceder a lo que aconsejaba la prudencia, que le daría votos a favor y la fortalecería en el rejuego de las fuerzas internas del partido.
Así de voluntariosa se ha manifestado la corcholata en Veracruz desde la precampaña y así sería en el remotísimo caso de que ganara una elección que tiene perdida y sigue perdiendo con acciones que día a día minan aún más sus posibilidades.
Mónica Robles Barajas hubiera sido una aliada poderosa en las empecinadas ganas de Rocío Nahle de ser gobernadora en una tierra extraña para ella. Era una aliada ideal, pero en su estulticia no lo vieron.
Y la ingeniera habría tenido también la ocasión de manifestar su agradecimiento a quienes la enrolaron en el movimiento de Andrés Manuel.
Pero al parecer, ése no es su estilo.