Por Edgar Hernández*
Ante el fracaso de la zacatecana Rocío Nahle solo le quedó el camino de la violencia.
Las amenazas a los alcaldes ya se dejaron sentir al igual que las advertencias manifiestas a políticos opositores, empresarios, sectores obreros, campesinos, petroleros y transportistas.
Su mejor arma de ataque es el crimen organizado listo y de hecho en acción para arrebatar la elección por la gubernatura que a vistas se mueve en favor de Pepe Yunes.
Los “Siervos de la Nación”, un ejército de 12 mil que mueven a más de cien mil empleados de gobierno, también se declararon listos y en plena acción.
La policía estatal con el apoyo de la Guardia Nacional y el Ejército también ya levantaron el dedo de presentes para cumplir la cruzada más grande en la historia de Veracruz, consumar una elección de Estado.
Con todos los recursos financieros del gobierno de Cuitláhuac García a disposición se observa desde hace semanas una presencia propagandística abrumadora en especulares muy espectaculares.
Es una propaganda que inunda pueblos y ciudades con cientos, miles de banderas nacionales con el escudo patrio que de manera ilegal son utilizadas con símbolos propagandísticos.
A ello se suma la propaganda negra, la que denuesta, la que busca acabar con honras de líderes de opinión, seguidores y opositores con representación popular.
También presente en esa perversión electoral la Secretaría de Seguridad Pública con una acuciosa labor de zapa que lleva el control de todos los empleados estatales y federales, vía redes sociales, en donde al primer asomo opositor son despedidos de manera fulminante.
Toda, absolutamente toda la burocracia y sus familias es observada, es vigilada, es amenazada. Se tienen que someter, familia incluida.
Será un sucesivo cobro de favores revertidos, el chantaje a los viejitos a quienes ya se les adelantó la paga hasta junio, pero cuidado y voten en contra porque habrá de entrar la guillotina.
Los programas sociales avalados y vigilados por padrones milimétricos en donde tienen atrapados a los más pobres con limosnas entregadas bajo advertencia de que se acabarán si votan por la oposición.
Tienen todos los recursos financieros a su disposición para comprar conciencias al precio que se sea. Esta no la van a dejar ir.
Ya se observan los patrullajes de los cárteles en abierto por caminos, carreteras y autopistas; ya se nota el nerviosismo criminal por entrar en acción; ya se deja sentir la intención de sembrar el voto del miedo.
La aviesa intención es inhibir la presencia mayoritaria el día de la elección, de impedir a como de lugar que la gente salga a sufragar el 2 de junio, de llevar a sus acarreados y afines para tener el pretexto de engordar las urnas y alterar las listas de votantes con la complicidad de las autoridades electorales.
La que se viene es la guerra sucia, una guerra a muerte.
Ya está en marcha la jornada de agresión ciudadana para que Rocío Nahle gane a la mala.
La meta es echar abajo a Pepe Yunes utilizando todo el poder del Estado y la que se siente es la desesperación al no cuajar la imposición de una fuereña que vino a descomponer el caldo ya de por si apestoso que dejó Cuitláhuac García quien ya fue citado en Palacio Nacional para que rinda cuentas de sus berrinches y abandono a la voluntariosa zacatecana, hoy dos alterados que no se ponen de acuerdo.
Y eso tiene muy encabronado al Peje quien por estos días aciagos no puede librarse del calificativo de “Narcopresidente” y para colmo con una candidata, Claudia Sheimbaun en la lona.
Acaso por ello es previsible que la violencia contra objetivos políticos en Veracruz habrá de recrudecerse.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo