Por Edgar Hernández*
¿A qué vino a Xalapa, López Obrador?
Ya entrada la tarde del sábado pasado a hurtadillas y en medio del silencio oficial llegó a Cancerología.
De inmediato percibió lo grave de la paciente. De hecho, los operadores le dijeron que estaba en etapa terminal y no había más que hacer ante un cuerpo infectado por ese cáncer.
Especialistas, auxiliares, equipo de punta y hasta los brujos de Catemaco se declararon ante el Mesías, en dador de la vida y la muerte, incompetentes para salvarla.
Con la frialdad que lo caracteriza y esa risita burlona el patrón solo atrevió a gruñir “Ahí está su próxima muerta… ¡Je, je, je!”.
Esa es la sorna, los dichos, las versiones quesque de primera mano sobre la sorpresiva visita a la capital veracruzana de López Obrador a donde llegó para pedir cuentas sobre el status prelectoral de Rocío Nahle.
La versión oficial sobre tan inesperada presencia fue que vino a conocer de primera mano, la realidad de la salud pública de cara al compromiso presidencial de entregar un sistema de salud mejor que el de Dinamarca… pero, qué digo Dinamarca “¡del mundo mundial!”.
Este fue muy sorpresivo y digamos a escondidas, para que después no lo acusen de andar haciendo proselitismo por Morena y su esmirriada Claudia.
En realidad a López Obrador no hacía falta venir no solo porque ya hay internet, sino porque sabe, bien lo sabe, que todos los recursos financieros para el sector salud del estado, o fueron desviados o regresados al bolsillo federal vía subejercicio.
A lo que vino a Veracruz fue a constatar lo que ya se sabe de la tercera reserva electoral de la república, que no está con él, Lo abandonó el “Pueblo Bueno” y no quiere saber más de él.
Vino a comprobar que las encuestas no favorecen a la zacatecana; que se desplomó de estar 22 puntos arriba en diciembre pasado para colocarse en un empate técnico.
Pepe Yunes está un punto arriba según la encuesta hecha por el FAM y, según Morena a dos puntos de Nahle.
De todas maneras, está bien pelada.
Un empate técnico significa, de seguir la tendencia, que antes de tres meses se traducirá en siete puntos en favor de Pepe. Esa es la dinámica arrolladora que trae de siete semanas atrás.
López Obrador no vino, por tanto, a ver la desgracia del Hospital de Cancerología, vino a constatar la división que priva entre sus tribus; la ruptura de Cuitláhuac con Nahle y el desplazamiento de Manuel Huerta a una posición senatorial de perdedor de seguir el avasalle pepista.
Vino para constatar que las tribus se niegan a apoyar con capital electoral alguno a la de Zacatecas, a comprobar que los alcaldes morenos voz en cuello juran apoyo, pero en lo oscurito están con Pepe.
Desde esta capital, escondido en Cancerología con los morenos aldeanos en conclave, constató que lo de Pepe ya no lo para ni el crimen organizado.
La gente saldrá a votar. Saldrá a cobrársela a Cuitláhuac. Irá a las urnas para mostrarle al propio Peje cuanto desprecio le profesa y hacerle patente el repudio por querer imponer a una zacatecana a 8 millones de veracruzanos.
Le queda claro al llamado Narcopresidente que la voluntad ciudadana quedó manifiesta en los sondeos demoscópicos en donde el más conservador pone a Pepe un punto arriba, mientras otros que juegan con los números lo colocan arriba de puntos.
A López Obrador le quedó muy claro que, de seguir persistiendo en su afán de imponer a Nahle, crecerán denuncias y revelaciones que no le convienen.
Dos Bocas, aparte de su inoperancia, está plagado de corrupción donde han salido a flote sus hijos; los negocios de Pemex para los amigos de los hijos; las transas de la Secretaría de Energía y entregas clandestinas de crudo al mercado negro de Europa.
Corre el riesgo de que emerjan temas oscuros de contratos de la CFE, en donde Nahle como cabeza de sector estuvo involucrada con el grupo de interés de AMLO.
Muchas otras razones tiene para dejar perder la plaza.
Nahle durante la campaña del 2018 fue la mensajera del dinero de sospechosa procedencia, tema que está en la agenda de la oposición.
Sabe asimismo que la unidad de partidos y sociedad no la puede superar, menos aniquilar a ciertos personajes conspicuos como Miguel Angel Yunes a quien por más que quiso no pudo encarcelar… y ya es tarde para hacerlo.
Le conviene, por tanto, entregar la plaza a un honesto, a un demócrata puro, a Pepe Yunes, para poder justificar así que no metió las manos en las elecciones y manifestó un absoluto respeto a la voluntad ciudadana.
El chiste es salvar lo que debe necesariamente ocultar.
Por ello, habrá de sacrificar a su alfil; la espada de Democles pende y caerá sobre la zacatecana.
El 2 de junio será decapitada.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo