Con el encabezado rememoro la narrativa de Jostein Gaarder en su novela “El Mundo de Sofía”, un extraordinario repaso del conocimiento filosófico de occidente escrito con singular claridad para una inmediata comprensión del pensamiento humano en el decurso de su existencia. Pero en el caso del presidente López Obrador, su pensamiento expuesto a través del discurso cotidiano amerita la participación de científicos especializados en el funcionamiento de la mente del hombre, particularmente del político mexicano. ¿Por qué López Obrador recurre con reiterada frecuencia a frases cuya esencia no se corresponde con la realidad? Si bien el ministro de propaganda de Hitler Joseph Goebbels hizo famosa la frase: “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad” (y sin duda tuvo eventual éxito) tal acaeció hacen ya 80 años, cuando el avance de la tecnología no alcanzaba los rangos actuales en que la inteligencia artificial- magia para aquel entonces- es ahora una realidad indiscutible, replicar a Goebbels se antoja un rito desfasado. Sin embargo, pese a todo, López Obrador aplica con singular presteza la estrategia mediática de Goebbels y ¡Oh, Sorpresa!, obtiene resultados positivos, no de otra manera se explica la elevada aceptación hacia su persona, apreciada en diferentes sondeos de opinión. Entonces, para dilucidar porqué ocurre ese fenómeno, quizás pudiéramos encontrar la causa en el bajo nivel educativo y cultural de la sociedad mexicana; o bien, en una ciudadanía poco enterada y participativa en los asuntos de la cosa pública.
Porque, si un gobernante, como lo hace López Obrador, un día afirma que deja de llamarse Andrés Manuel si no resuelve el problema de desabasto de medicinas, lo cual no es una asignatura cumplida, pero insiste en ello sin sufrir mácula alguna en el imaginario colectivo algo no cae en la normalidad. O ya “normalizamos” lo anormal, porque el presidente ha inaugurado sus tres obras emblemáticas cuando aún no cumplían su fase terminal, así ocurrió con el aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas y de ñapa Mexicana de Aviación. Aún con masacres casi cotidianas, el presidente asegura que “vamos bien” y que “somos un pueblo feliz, feliz”, ¿será? Fue en noviembre de 2018 cuando López Obrador aseguró que tendríamos un sistema de salud similar al de los países nórdicos, según Animal Político ha repetido esa promesa 39 veces en lo que lleva de su gobierno, “la última vez fue en noviembre de 2023 y nuevamente aplazó la fecha: “En marzo (de 2024) tenemos resuelto el tema. Vamos a tener funcionando el mejor sistema de salud pública del mundo, aunque se burlen mis adversarios”. Por supuesto no hemos alcanzado esa meta, y difícilmente lo lograremos porque el presupuesto que se destina a ese importante sector es solo de 3 puntos del PIB, cuando lo sugerido a nivel internacional es de 6 puntos. Todavía peor, los servicios van en decremento: las consultas pasaron de 95 millones en 2018 a 51 millones en 2022. “Hubo 14% menos cirugías entre 2018 y 2021, lo que significa 500 mil operaciones menos”, según Animal Político. “En el ISSSTE, la partida de “materiales, accesorios y suministros médicos” que incluye aspectos tan básicos como jeringas, gasas, agujas, vendajes, material de sutura, espátulas, lentes, lancetas, hojas de bisturí, y prótesis en general, tuvo un recorte de 23%. Mientras en 2018 gastó 2 mil 418 millones de pesos, en 2024 tendrá mil millones 867 mil pesos; es decir, 551 millones de pesos menos”. Pero López Obrador insiste: “nos faltan seis meses y sí vamos a poder dejar el mejor sistema de salud del mundo, porque ya hemos vencido muchos obstáculos”. Es el mundo virtual, el mundo al revés o mitología pura.