sábado, diciembre 21, 2024

Chiquinando

Un marzo del 2021, era detenido Rogelio Franco Castán. Había campañas electorales para la renovación del Congreso de la Unión así como local, en el caso de Veracruz.

El suceso se convirtió en un martirio para el perredista por la forma en que se dieron los hechos, porque a pesar de estar amparado Rogelio, los encargados de detenerlo echaron mano del arma mortal de este sexenio que fenece: “ultrajes a la autoridad”.

Derivado de esta detención, Rogelio Franco Castán, quien estaba en la lista de plurinominales para San Lázaro, ya no alcanzó curul. Su lugar fue ocupado por su suplente, Jesús Velázquez Flores, que dicho sea de paso, sin pena ni gloria su desempeño legislativo.

Hoy, Rogelio Franco dirime sus asuntos legales desde su casa…

Hoy, tres años después, el largo brazo del poder político de Morena, ha puesto en su mira a Miguel Ángel Yunes Márquez, y de paso, a su hermano Fernando.

Independientemente de si hay un delito que perseguir en el caso de Chiquiyunes, pareciera que el objetivo real es uno: que no llegue al Senado de la República.

Dije que pareciera… porque, qué pasa si por equis o ye Chiquiyunes no puede ir a la Cámara Alta a rendir protesta como Senador? Basta argumentar que por razones de salud, como lo ha establecido hasta este momento, no puede acudir y entonces entra el relevo: Miguel Ángel Yunes Linares, su mero padre!

En ese escenario, no sé qué puede ser peor para Morena: Tener al hijo en el escaño o al padre?

Por supuesto… falta ver cómo se sigue desarrollando el caso Chiquiyunes porque también está en la mira Chiquinando.

QUIÉN LA ASESORA

Un caso extraordinario, para Ripley, para el anecdotario: el que una “supuesta” ganadora en las urnas ¡impugne su propio triunfo!

Se trata del caso del Distrito X de Xalapa, cuya elección está impugnada por Américo Zúñiga Martínez por diversas irregularidades en el conteo de votos que favorecen a su contrincante, Ana Miriam Ferráez.

Hasta aquí, todo bien. El asunto se vuelve fantástico, burdo, absurdo, cuando la supuesta “ganadora”, Ana Miriam Ferráez Centeno ¡impugna los resultados electorales! La lógica te dice que se impugna porque el que “ganó, hizo trampa…

¿Quién, en su sano juicio, tras haber supuestamente ganado de manera legal, impugna su propio triunfo?

La aún diputada local con licencia qué intenta con esta impugnación? Sólo decirnos que el proceso electoral estuvo plagado de inconsistencias, como lo denunciaron los partidos de la Coalición Fuerza y Corazón por México.

En otras palabras, con esta postura, Ana Miriam reconoce que hay sospechas en el conteo y recuento de votos que se llevó a cabo.

Ana Miriam Ferráez Centeno, entonces, también pone en tela de juicio que el proceso electoral se realizó con transparencia, con legalidad y que no existe certeza de los resultados.

¡Aguas! Porque en una de ésas, Américo da la sorpresa.

otros columnistas