Vuelvo sobre el tema, porque estamos al borde del abismo…
A estas alturas; si ya de por sí para entrar a formar parte del Poder Judicial, hay que cursar muchos estudios, nadie debe de dudar, que este debe de ser reestructurado desde sus cimientos…
Toda vez, que de ninguna manera sus integrantes pueden seguir siendo propuestos por el Ejecutivo y aprobados por el Legislativo; como hasta ahora ha sido. Ni el Ejecutivo debe de quedar en unas solas manos…
Los resultados los tenemos a la vista, nadie duda de la corrupción de jueces y magistrados. El mejor ejemplo lo tenemos con el ex Presidente de la SCJN Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, cuya sumisión al Ejecutivo, fue ofensiva…
Y está muy bien que, en todos los niveles, hasta desde la DEA, se opongan a que los integrantes del Poder Judicial sean electos por el pueblo; y aquí mismo se expuso el desastre que sucedió en Bolivia por haberlo llevado a cabo…
Pero entonces ¿cómo van a seleccionar a los candidatos y quienes los van a elegir? Porque está bien eso de oponerse, pero hay que proponer algo. Que los elijan, sí; pero todo depende de quienes los elijan…
En este espacio, desde hace más de 20 años, se ha planteado hasta el cansancio. Que los candidatos a la SCJN los propongan los Colegios y Barras de Abogados; y que se elijan entre ellos…
Como lo hacen para premiar a los arquitectos, a los músicos o los actores; y, de hecho, todos se eligen entre ellos mismos. Que es lo lógico; lo que debe de ser.
Cambiando de tema…
Si alguno de mis tres amables lectores cree que ya lo ha visto todo en esta vida; dejen les cuento, que hace un par de días se dio a conocer por la red, la conmovedora historia de amor de José Antonio de 49 años, casado, con hijos y de oficio “maistro” albañil; y Julio Castillo de 27, también casado, con familia; y “chalán” del mencionado “maistro”…
Desde que se conocieron haciendo la mezcla y se mezclaron conociéndose, fue como un flechazo. A tal grado les pegó la pasión que, oficialmente dejaron a sus respectivas cónyuges, o sea, que se divorciaron…
Y al mismo tiempo anunciaron su matrimonio -por lo civil ¡claro! ya ven que por lo religioso no pueden- pero mandaron hacer las invitaciones, pusieron mesa de regalos y toda la cosa.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.