Lo primero que tenemos que considerar, es que, ciertamente, el ser humano no encaja como eslabón en ninguna cadena ecológica; lo que nos lleva a entender que no somos habitantes propios de La Tierra…
Nos formamos de Ella; sí. Pero no somos sus hijos, por así decirlo. Y aunque suene fuerte aceptarlo, somos sus parásitos. Y como todos los parásitos, necesaria y forzosamente, tuvimos que llegar de fuera…
Bien podría decirse que salimos sobrando. De tal suerte, que la desaparición del hombre sobre la faz del Planeta, haría la dicha de todas las demás especies a las que hemos estado asesinando desde nuestra aparición…
Oportuno recordar las palabras de Pitágoras (569 – 475) “El hombre que actualmente puebla el Planeta, vino de las estrellas; por lo que siempre querrá regresar a ellas”.
Dicho de otra manera, la extinción del hombre favorecerá el bienestar del resto de los seres vivos. Podría decirse, que harán fiesta cuando ya dejemos de depredar a los animales y a las plantas; cuya secreta vida permite que todos sigamos viviendo…
Lo de que somos parásitos, es parte de una sentencia en la que coinciden las religiones, pues todas ellas citan la visita de seres que llegaron del espacio -cielo, nirvana, edén, o como le llamen- y cohabitaron con las hembras que aquí existían para así crear a la especie humana. Sin omitir que entre los animales no existe la homosexualidad…
Desde mi muy personal punto de vista, posteriormente a su llegada, se dedicaron a eliminar a quienes previamente aquí vivían -neandertales, cromagnones, erectus, australopithecos y demás- dando así origen a las diferentes razas…
Conclusión a la que he llegado, toda vez, que es lo que siempre han hecho; y lo continúan haciendo. Los españoles y los ingleses lo hicieron en América. Y no se diga lo que el hombre blanco ha hecho en África…
Lo que de ninguna manera nos exime para no acatar las Leyes propias de la Tierra, el organismo que parasitamos; sino que más bien, deberíamos de ser cuidadosos de cumplir con ellas…
Y una de esas Leyes, establece que cada especie tiene su alimento propio. Los osos panda se alimentan de bambú; los osos hormigueros de insectos; los osos grizzli tienen una alimentación variada. Y si por cautiverio se les cambia, irremediablemente se enferman…
Los carroñeros, o necrófagos, consumen cadáveres de animales muertos, sin haber participado en su caza. Pero ninguno se alimenta, obvio decirlo, de porquerías como la comida chatarra. Las palomas, entre otras especies, al comer lo que el hombre les da, pagan las consecuencias…
Aunque tampoco eso nos lleva al origen de las enfermedades; sino más bien a las consecuencias de una ingesta inadecuada. Sin soslayar que todos, absolutamente todos los animales somos el resultado de lo que hemos comido…
Y sí nos alimentamos de manera impropia, consecuentemente vivimos de manera equivocada y nos enfermamos. Y como los enfermos piensan como enfermos; pues el resultado lo estamos viendo. Es difícil pensar que el hombre fue creado para matar por dinero. Y hasta por placer; lo que ya es incalificable…
El hombre, dada su estructura fisiológica, no es omnívoro, es decir, que no está hecho para comer de todo; y menos carnívoro. Por algo, en no pocas literaturas está establecido como principio, el No Matarás…
Los primates mayores, a quienes nos unen muchas similitudes genéticas; como los gorilas, los orangutanes y los chimpancés, son un referente. Los gorilas, que conforman sociedades establecidas y complejas, son pacíficos…
Al igual que los orangutanes, que también lo son; aunque ellos no conforman lazos familiares y menos sociales…
No así los chimpancés, que establecen sociedades complejas; pero que hacen la guerra a otras especies de primates. Los secuestran, violan y matan a los que agreden. Cualquier similitud con los humanos, no es fortuita; es debido a que comen carne…
En el entendido de que todos los animales que comen carne, son salvajes. Y que los humanos que no la comen, como los budistas, son pacíficos. Ellos nunca han entrado en una guerra y conviven en armonía con el resto de las especies…
Pero eso tampoco nos lleva al origen de las enfermedades, o para decirlo claramente, no nos dice ¿cómo fue que nos convertimos en depredadores hasta de nosotros mismos? Lo que simple y llanamente, nos lleva a pensar que algo no nos funciona bien en la cabeza; y es debido a que estamos enfermos. Sin lugar a dudas, la humanidad no es mala; está enferma…
La pregunta entonces es ¿Cómo fue que el hombre comenzó una alimentación equivocada que lo llevó a enfermar? Sin soslayar, que la gente que come poco es menos propicia a enfermarse…
Y los pocos que afortunadamente viven de manera aislada de la “civilización”, ni siquiera requieren de vacunas. Y no se sabe que tengan problemas de diabetes, cáncer o problemas cardiocirculatorios…
Desde luego que todos estamos expuestos a enfermarnos por cambios climáticos -las reumas se disfrazan de muchas maneras- a la mordida, el piquete de algún animal o el contacto con algunos tipos de plantas llamadas venenosas o tóxicas…
Pero como todavía no llegamos al origen de las enfermedades.
Lo dejamos para mañana, si el Sol me presta vida.