Hace justamente seis años la oposición política agrupada en el PAN, el PRI y el PRD tardó en salir del profundo aturdimiento propinado por su derrota electoral del 1 de julio de 2018, misma que llevó a la presidencia de la república a Andrés Manuel López Obrador, un político cuya tenacidad se concretó en ese triunfo electoral después de haber insistido en ese propósito en tres ocasiones: 2006, 2012 y 2018, la tercera fue la vencida. Aunque en diciembre de 2013 por el infarto al miocardio se daba por hecho que el popular “Peje” terminaba su vida política, cual moderno Lázaro prosiguió en la brega partidista para alcanzar en 2014 el registro de su nuevo partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que después de un breve ensayo electoral en 2015 lanzó en 2018 a su fundador como candidato a la presidencia de México, con los resultados de todos conocidos. Pero en realidad la perseverancia de AMLO para lograr un cometido político no es exclusiva, porque Lula Da Silva en Brasil ha competido en siete ocasiones, cuatro de ellas con el amargo sabor de la derrota y tres festejando la victoria, en 2002, 2006 y la última en 2022, cuando cual Ave Fénix surgió de sus cenizas, pues previamente había pasado 580 días en la cárcel acusado de corrupción. Otro singular caso de perseverancia política es el de Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional francés, quien en 2012 compitió por la presidencia pero ocupó el tercer lugar en la elección detrás de François Hollande y Nicolas Sarkozy. Repitió el intento en 2017 cuando enfrentó a Emmanuel Macron quedando en segundo lugar, volvió a participar en 2020, no obtuvo el triunfo pero se mantiene vigente como una fuerza política bastante representativa en Francia y participará nuevamente en este 2024.
Ya anotamos a AMLO como un caso de constancia político electoral fraguada en la lucha democrática por conseguir el poder, también a Lula y a Le Pen, aunque cada quien con sus acentuados matices debido a las respectivas circunstancias. Pero iniciamos haciendo referencia al estado catatónico que afectó a la oposición política mexicana después de la elección presidencial de 2018, e incluso, ya presidente López Obrador insistió en decir que estaba moralmente derrotada. Sin embargo, esa oposición obtuvo alentadores triunfos en la elección intermedia de 2021 demostró lo contrario; solo que tendríamos que analizar si el resultado electoral de 2021, queda a cargo del análisis objetivo determinar si fue a causa del comportamiento electoral ciudadano, o a un efectivo resurgimiento oposicionista, tal análisis daría la pauta del comportamiento electoral en estas elecciones de 2024. Como fuere, contrario a lo sucedido en 2018, cuando la oposición tardó en reaccionar, ahora Xóchitl Gálvez informa sobre una gira de agradecimiento a quienes la respaldaron en su intento por alcanzar la presidencia, y adelanta la posible integración de una organización ciudadana que pudiera convertirse en partido político. Ya salió Xóchitl Gálvez al escenario publico después de conocer la derrota, acá en la entidad veracruzana Pepe Yunes también se asoma y lo hace para rechazar la acción punitiva contra Miguel Ángel Yunes Márquez desatada en los últimos días, ya reapareció Pepe Yunes y es buena señal porque en el tablero político del momento alguien tendrá que recoger la estafeta opositora en cada una de las entidades federativas para seguir en la brega política, porque una democracia es la suma del desencuentro de todas las fuerzas en conflicto, que se resuelve en el cotejo electoral, es decir, la vía pacífica de la evolución política.