lunes, junio 24, 2024

La congruencia de Murayama

En medio del fuerte ruido de la alianza opositora y sus seguidores que han empezado a hablar de «fraude» y que piden el derecho legal del recuento de votos y la apertura de los paquetes electorales, o lo que es lo mismo que exigen el «voto por voto, casilla por casilla» que inventó el propio presidente Andrés Manuel López Obrador en 2006, ayer se alzó una voz autorizada para cuestionar los argumentos de fraude de la oposición y precisar que se están confundiendo y equivocando sus denuncias por ignorancia, desconocimiento o manipulación de la ley electoral.

Y esa voz, que salió a reafirmar la legalidad de la elección y la validez y certeza del PREP que le dio el triunfo contundente a la alianza de Morena y sus aliados y a su candidata Claudia Sheinbaum, fue nada menos que la del exconsejero electoral del INE, Ciro Murayama, a quien la 4T y personalmente el presidente López Obrador no se cansaron de descalificar, atacar y vilipendiar mientras fue parte del Consejo General del organismo electoral. En un acto de congruencia, el exconsejero publicó ayer por la noche, en sus redes sociales, lo que pareció una respuesta al anuncio de los líderes del frente opositor que hablaron de «manipulación del PREP» y de inconsistencias en las actas de la reciente elección:

«Es tiempo de responsabilidad democrática. 1. El sufragio depositado en las urnas se contó bien. NO hay fraude. 2. Las inconsistencias son menores, habituales y corregibles. 3. Pero el proceso electoral no fue equitativo. 4. El riesgo es el de la sobrerrepresentación», dijo Ciro Murayama y luego explicó que Morena y sus aliados obtuvieron 54% del voto ciudadano a la Cámara de Diputados, pero ayer la secretaria de Gobernación (Luisa María Alcalde) dijo que tendrán 73% de la Cámara (63% diputados). «La Constitución (art. 54) -siguió el exconsejero- dice que el límite de la sobrerrepresentación es de 8%. Quieren violar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos», concluyó.

Murayama le pidió a la oposición concentrarse en lo que es realmente importante en estos momentos, que más que gritar «fraude», es evitar que Morena y sus aliados, manipulando la sobrerrepresentación que le otorga la ley al partido más votado, porque el partido oficialista pretende una sobrerrepresentación de 19%, que es más del doble de 8% que le permite la Constitución. «El voto popular no les dio el plan C. Lo quieren conseguir con trampa. La batalla es por impedir, Constitución en la mano, la sobrerrepresentación. No en pelear contra fraudes inexistentes», afirmó.

Y sobre el caso que están difundiendo en redes sociales, sobre la votación que obtuvo Claudia Sheinbaum en Miahuatlán, Oaxaca, en donde la candidata de Morena ganó con 138 mil 888 votos cuando -dicen en videos difundidos en redes sociales- que en ese municipio sólo hay 50 mil 375 habitantes, el exconsejero del INE explicó en su cuenta de X que «los 300 distritos electorales federales tienen la cabecera en algún municipio. Eso no quiere decir que sólo voten los de ese municipio en el distrito electoral. En Oaxaca hay 570 municipios y 10 distritos electorales». Es decir, que casos como ese se explican porque en las cabeceras de distrito se cuenta el acumulado de votos de varios municipios y no sólo el del lugar donde se publicó el acta distrital.

No deja de ser una paradoja que quien fue atacado y desacreditado hasta el cansancio por López Obrador, sea hoy una de las voces que, en un acto de congruencia con su conocimiento de la materia electoral, salga a desmentir los argumentos de «fraude» que torpemente están esgrimiendo los dirigentes del PAN, Marko Cortés, del PRI, «Alito» Moreno y la propia candidata aliancista Xóchitl Gálvez, empujados por las redes sociales.

Es real que hubo inequidad en la contienda y que la intervención burda y descarada del Presidente puede y debe ser denunciada como una irregularidad grave en el proceso electoral, pero antes de armar denuncias de fraude, los líderes opositores deben ser cuidadosos si no quieren terminar haciendo aún más el ridículo, después de su lamentable papel en las campañas. Porque tanto Marko como «Alito» son responsables de que la población no haya confiado en la opción que representaban, porque no supieron apoyar ni fortalecer a Xóchitl Gálvez y, lejos de ayudarla, se convirtieron en un lastre para ella.

¿O acaso creen que los electores son idiotas y no se dieron cuenta de que sus listas de candidatos estuvieron armadas con sus puros cuates y representando sólo los intereses de sus grupos políticos, en vez de haber buscado a las y los mejores candidatos ciudadanos que resultaran atractivos para el electorado?

Sin duda tienen derecho los dirigentes opositores y su candidata de impugnar lo que crean impugnable en estas elecciones y serán las autoridades del INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación los que valoren y analicen sus denuncias y las pruebas que las acompañen, pero de eso a alimentar el «ruido» de un fraude que no puedan probar y basado en malas interpretaciones de los procedimientos electorales, tendrían que ser muy responsables y mucho más cuidadosos, si no quieren terminar como aquel candidato ridículo e irresponsable que se plantó en Reforma y se declaró «presidente legítimo» por un fraude que nunca pudo probar y que, según se sabe hoy, se inventó como estrategia de politiquería porque a sus más cercanos les confesó en aquellos años que él sabía que había perdido la elección… Se baten los dados. Capicúa y se repite el tiro.

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