Dr. Rafael Vela Martínez.
En nuestro país y más en Veracruz, cada vez está más vigente la exposición de la llamada Tesis Malthusiana, expresada hace más de 200 años por el célebre economista inglés Thomas Robert Malthus, que precisa que “el ritmo de crecimiento de la población responde a una progresión geométrica, mientras que el ritmo de aumento de los recursos para su supervivencia lo hace en progresión aritmética”; y no es porque el crecimiento poblacional se mantenga a altos ritmos como a mediados del siglo pasado, pues la tasa nacional de crecimiento demográfico se ubica en 1.2% anual; en el caso de Veracruz el Consejo Nacional de Población (CONAPO), precia para Veracruz una tasa anual de crecimiento poblacional del 0.27%, por supuesto de las más bajas a nivel nacional, de tal forma que haciendo proyecciones para el 2024, somos poco más de 8 millones 155 mil veracruzanos.
Pues bien, con estas tasas tan bajas en crecimiento poblacional en el país como en Veracruz, podría llevarnos a suponer que somos autosuficientes en términos alimentarios; sin embargo, nada más herrado que esta suposición, somos un fracaso en soberanía alimentaria en el país y peor en el estado de Veracruz. Si en algo la 4T le quedó a deber a los mexicanos, es justamente en la reactivación del campo, así como en garantizar la seguridad y autosuficiencia alimentaria, que es uno de los objetivos centrales del Plan Nacional de Desarrollo. Tan solo hay que considerar que el 2018 fue el año de mayores importaciones de maíz por parte del Gobierno Federal, éstas sumaron 17 millones de toneladas; pues bien, luego del fracaso de SEGALMEX y su inherente corrupción no transparentada de más de 9 mil 500 millones de pesos, para 2023 las importaciones del grano alcanzaron 19.6 millones de toneladas y se espera que en este 2024 se incrementen las importaciones para cerrar en 22.7 millones de toneladas.
Para el caso de Veracruz la dependencia alimentaria es una constante desde hace más de 20 años; ya pasaron gobiernos del PRI, del PAN, de MORENA y los tres han sido un soberano fracaso. El crecimiento poblacional, aunado a la implementación de políticas públicas cuestionables, ha desarrollado un esquema crítico e ineficiente en el campo veracruzano, lo cual se hace evidente en la disminución de las capacidades productivas de sus componentes y compromete la autosuficiencia alimentaria de su población, vulnera la seguridad alimentaria e incrementa la pobreza; con ello se desarrolla un estado de absoluta dependencia, con sus intrínsecas limitaciones.
Frente a este escenario, un grupo de académicos seguimos pregonando en el desierto, contamos con múltiples investigaciones que proponen estrategias para salir de esta crisis agrícola alimentaria y potenciar la transición de campesino a empresarios agrícolas y con ello superar las condiciones de marginación y pobreza del ámbito rural, pero lamentablemente los oídos sordos de los gobernantes como la incompetencia de los titulares de las Secretarías que tienen que ver con esta grave problemática ha impedido sacar adelante al campo veracruzano.
La realización de la colección Nichos de Inversión Agropecuaria (8 tomos), logró reunir un equipo de agrónomos, economistas, sociólogos, biólogos, tanto de la Universidad Veracruzana como de los Tecnológicos, en particular del Tecnológico de Úrsulo Galván, sin que después de tantas conferencias, reuniones y financiamiento de la obra con propios recursos, no se tomara en cuenta. Ahí está ese activo, ojalá y el nuevo gobierno tenga oídos y voluntad política para al menos conocer la información estratégica para reactivar el subsector agrícola alimentario en la entidad, pues con base en esta investigación se llega a conocer qué productos se consumen en cada una de las Zonas Metropolitanas (ZM) de Veracruz; en que volúmenes quincenales se realizan las compras, a qué velocidad y cuánto de dinero se canaliza para el consumo de estos productos, a nivel de AGEBs, por municipio y por ZM en la entidad. Esta obra se llama Nichos de Inversión Agropecuaria, porque en el lenguaje de la iniciativa privada significa inversiones seguras de ser rentables y rápida recuperación de la inversión, así como altos márgenes de ganancia.
Alejandro Armenta Mier, próximo gobernador de Puebla, recientemente se refirió a esta investigación y señaló que con base en estos trabajos él habrá de orientar el fortalecimiento del sector agropecuario de su entidad y la construcción de carreteras para que de manera más efectiva se ofrezcan en las Zonas Metropolitanas de Veracruz los productos que desde hace varios lustros se producen en aquella entidad y son consumidos por los veracruzanos; así de lamentable es la situación en Veracruz, donde los gobernantes no saben capitalizar los grandes activos y ventajas comparativas de la entidad, para activar el crecimiento económico, la generación de empleos, garantizar la autosuficiencia alimentaria y sobre todo, superar la pobreza y marginación, que tanto lacera a varios municipios veracruzanos.
Ojalá y esta próxima administración sea totalmente diferente, por el momento ahí están las investigaciones de este grupo interdisciplinario de académicos, que no busca ningún “hueso”, lo único que tenemos como objetivo es fortalecer el desarrollo de la entidad y aportar conocimiento para el progreso de los veracruzanos, por ello estamos por publicar una nueva obra: Atlas Agrícola de Veracruz: 1960-2023, que será expuesto con base en la regionalización que se ha venido defendiendo, que estamos convencidos, puede ser la estrategia central para reactivar la economía de Veracruz: Regiones Metropolitanas, donde están presentes las Agrópolis, motores del desarrollo agropecuario, forestal y pesquero, así como las Metrópolis, con sus economías de aglomeración, con todos los beneficios que significa contar con sus economías de escala.