lunes, septiembre 16, 2024

Veracruz turístico ¿con playas contaminadas?

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La entidad veracruzana mantiene en alto su vocación turística y así ha sido durante muchos años, pese a no contar regularmente con autoridades capacitadas para promover y fomentar el turismo en base a la rica variedad de atractivos naturales y culturales existentes a lo largo de su extensa geografía. Los vestigios de tres culturas prehispánicas (Huasteca, Totonaca y Olmeca), son genuinos tesoros que no se aprovechan turísticamente, excepto cuando el gobernador Miguel Alemán creó el Festival de Cumbre Tajín con la finalidad de atraer turismo nacional y extranjero para de esa manera generar fuentes de trabajo y fomentar la infraestructura turística en la región de Zona Esmeralda, la simulación, la ignorancia y el desinterés de sucesivos titulares de Turismo dieron al traste con ese Festival convertido ahora en una feria pueblerina. En realidad, en Veracruz se privilegia la promoción de los atractivos de Veracruz-Boca del Río, ciertamente la región turística con mayor desarrollo en la entidad por la candidez de su gente y la rica variedad gastronómica que oferta al visitante, lamentablemente, las autoridades del ramo se autolimitan en demérito de promover otras regiones de singular belleza, la Región de Los Tuxtlas, por ejemplo, también de excelente oferta gastronómica y es poseedora de bellos paisajes con selva y playas medianamente exploradas. Poco se promueve el turismo cultural hacia esa región donde floreció la cultura Olmeca de cuyos vestigios existen muestras extraordinarias en el Museo de Sitio de Santiago Tuxtla y en la comunidad de Tres Zapotes ¿estarán enterado de esto las actuales autoridades de Turismo en esta entidad? A estas alturas de su gestión ya poco importa.

Dan lustre a la entidad veracruzana seis Pueblos Mágicos: Zozocolco, Papantla, Coatepec, Xico, Coscomatepec y Orizaba, conforman otro núcleo turístico desatendido por las autoridades del ramo correspondiente en Veracruz, aunque Orizaba, Coatepec y Xico poseen rico manantial de oferta cultural y gastronómica y atienden con eficiencia la abundante demanda del visitante. Esos Pueblos Mágicos mantienen un potencial de atractivos que las autoridades correspondientes no respaldan en su promoción y dejan a los prestadores de servicios turísticos a la deriva, atenidos a sus propios impulsos. Recientemente, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) dio a conocer una larga lista de playas sumamente contaminadas en todo México, incluye algunas de Veracruz-Boca del Rio y de la Región de Los Tuxtlas porque rebasan el límite máximo de la bacteria Enterococcus Faecalis (heces fecales), y son riesgosas para la salud de quienes las visitan, reactivamente los prestadores de Servicios turísticos expresaron su inconformidad contra dicha Comisión (Cofepris) por considerar que en plena temporada turística podría ahuyentarse el turismo; sin embargo, no tienen toda la razón, porque la Cofepris cumple con su labor de informar a la población sobre un riesgo sanitario y no debe ser omisa en su función de monitoreo, en todo caso los reclamos debieran orientarse hacia la autoridad sanitaria encargada de vigilar la limpieza de las playas, que por lo visto no han cumplido con su obligación. Nada para extrañarse porque en Veracruz el problema de la simulación en el gobierno ya es rutina de muchos años y se mantiene vigente ahora; durante el gobierno de Fidel Herrera, cuando supuestamente se “saneó la bahía”, para hacer frente a un reporte de salud similar al que comentamos indujo (¿u obligó?) a sus secretarios de Salud y de Turismo a darse un chapuzón en el mar, y ellos, solícitos y obedientes excedieron su genuflexión y hasta tragaron un “buche” de agua en las Playas de Villa del Mar para “demostrar” la pureza de sus aguas. Por su parte, pese al reporte de Cofepris, Cuitláhuac García decreta que esas playas están limpias y aptas para el turismo, ignora o evade el hecho de que, en el referido reporte sanitario, además de Cofepris intervinieron autoridades estatales de salud en la evaluación derivada del monitoreo de las playas. Así sucede cuando “el pueblo es primero”.

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