jueves, noviembre 21, 2024

Su obra “Feminismo silencioso”, publicado por Editorial Planeta, la académica de 55 años explica cómo le fue difícil ser la esposa de un hombre con graves problemas existenciales.

En su libro, Beatriz Gutiérrez Müller se queja de ser excluida, ambiente machista y nunca quiso ser “Primera dama”

Entre lo utópico y lo verdadero

Por Claudia Guerrero Martínez

El libro de Beatriz Gutiérrez Müller retrata la decadencia del gobierno de López Obrador. Carmen Morán Peña, articulista del medio internacional El País, hace un análisis sobre el contenido del libro de la esposa del presidente de México y lleva al escrutinio lo “extremo” de la vida pública, que le llevó a pensar en abandonar el Palacio Nacional. En su libro “Feminismo silencioso”, publicado por Editorial Planeta,  la académica de 55 años explica cómo le fue difícil ser la esposa de un hombre con graves problemas existenciales y el poder transforma a cualquiera.

Historias de exesposas de expresidentes de México se evidencian en relatos periodísticos, donde el común denominador es la separación de las parejas, cuando terminan sus sexenios. Lo que nunca aceptan estas esposas y primeras damas, es el beneficio que obtuvieron al ser las esposas de los hombres más poderosos de México.

Recordemos que Beatriz Gutiérrez Müller nunca aceptó las obligaciones como “Primera dama”, ni atender el DIF Nacional. Pero sí ser la representante del presidente en giras por Sudamérica y Europa, para justificar sus vacaciones, con cargo al erario federal.

Y el reportaje del medio tan leído como es El País expone: “Manifiesta (Beatriz Gutiérrez Müller) que se ha sentido “harta de tener tantas responsabilidades y no poder descansar”, pero lo dice ya “sin rabia, porque esta vuelta está por terminar”. Explica también que las “condiciones extremas” de un puesto como ese, donde no siempre una puede ser dueña de sí, impele a veces a retirarse: “Confieso que en más de una ocasión esta posibilidad ha pasado por mi mente, pero, hasta ahora, he podido sobrevivir a los intentos de rapto de mi voluntad”. Si la pareja no se acomoda a las nuevas responsabilidades, dirá un párrafo después, “divorciarse es una buena decisión”.

Lo interesante es que en el mismo libro, Beatriz Gutiérrez relata una campaña de ostracismo en su contra pues sus entrevistas no fueron publicadas; sus actividades académicas que no tuvieron eco y el “afán” de reporteros sobre aspectos que ella no quiere contar. Y repite una y otra vez, que nunca quiso ser primera dama. Y fue el exprimer ministro de la SCJN,  Arturo Zaldívar, su asesor de lo que podía hacer y de lo que no. También el manejo para proteger a su hijo y seguir con sus actividades académicas en la Universidad de Puebla.

En el tema de la salida de México de Jesús Ernesto López Gutiérrez y llevarlo a Inglaterra, ella confiesa que fue para protegerlo. Se publicaron los excesos de este hoy joven, quien desde que era menor de edad, mostraba en videos sus fiestas y excentricidades, como el hijo consentido del presidente de México.

Y compartimos algo importante que publicó El País: “Gutiérrez Müller cree que las primeras damas “serán reminiscencias de aristocracias pasadas”. “Qué sé yo”, declara en una entrevista que concedió y nunca fue publicada y que ahora la reproduce en el libro. En ella declara que ya en la campaña electoral de 2018, ante un eventual triunfo, se preguntó: “¿Yo qué soy en esta historia? ¿Cuáles son mis imperativos éticos?”, cuestionando su función en Palacio de Gobierno y sentirse excluida, para convertirse en un florero decorativo.

Es triste comprobar el machismo de López Obrador y sea su propia esposa quien advierte en su libro, no ser tomada en cuenta en decisiones importantes, ni en su propia vida, pues fue “excluida” en entrevistas reflexivas nacionales y las que se grababan, no eran publicadas por órdenes de Presidencia. Ella afirma haber tomado la decisión de ser una “feminista doméstica”. Describe en su libro  “Feminismo silencioso” mucho machismo durante este sexenio, así como las duras críticas de sus vestimentas en eventos oficiales y nadie criticaba los trajes de López Obrador, ni sus corbatas.

Una reflexión de la esposa de López Obrador, quien no quiso tener obligaciones presidenciales y después reclama haber sido excluida.

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