martes, septiembre 17, 2024

Huella Humana: Reflexiones sobre nuestro papel en la era Antropocénica

El pasado 1de agosto se estableció como el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra. Esta alerta indica que en esa fecha hemos agotado los recursos que el planeta es capaz de generar en un año. El término, por la organización Global Footprint Network, tiene la intención de alertar al mundo sobre lo insostenible del actual ritmo de consumo.

Es indiscutible que la actividad humana ha afectado el planeta, diversas acciones han dañado el medio ambiente, convirtiéndose en un tema de análisis y preocupación de expertos en diversas disciplinas. Desde la Revolución Industrial hasta la actualidad, hemos alterado de forma paulatina, constante y drástica los ecosistemas globales a través de prácticas como la deforestación, la contaminación, el aumento de la quema de combustibles fósiles y la sobreexplotación de recursos naturales. Estas conductas han conducido a cambios negativos en la biosfera y el clima, destacando el cambio climático como uno de los resultados más evidentes.

Los resultados y secuelas de la presencia del ser humano en el planeta son ya indiscutibles; la huella humana ha sobrepasado los límites de resiliencia de la naturaleza a nivel global, superando la capacidad de recuperación de la Tierra, acumulando este déficit año tras año.

Según documentos del World Wildlife Fund (WWF), una de las mayores organizaciones internacionales de conservación de la naturaleza, la huella ecológica más significativa de la humanidad es la de carbono, esta representa el 60% de nuestro impacto sobre el planeta. Esta medida incluye las emisiones de carbono derivadas de la quema de combustibles fósiles, la producción de cemento y de otros productos.

El estudio 2024 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) señala que el crecimiento de la industria digital está teniendo un impacto cada vez mayor en el medioambiente. El ecosistema digital consume numerosos recursos, sobre todo metales raros, y también libera gases de efecto invernadero a la atmósfera. En 2020, las tecnologías de la información y la comunicación ya emitían entre 0,7 y 1,6 gigatoneladas de CO₂ equivalente al año, es decir, entre el 1,5% y el 3,2% del total de las emisiones mundiales.

Como ejemplo de ello, desde su fabricación hasta el final de su uso, las computadoras de escritorio liberan 948 kg de CO₂, en el mismo ciclo los televisores liberan 897 kg de CO₂. La mayoría de estas emisiones se producen durante la fase de uso: un 57% en el caso de las PC de escritorio y un 66% en el de los televisores. Los smartphones, por otro lado, liberan en promedio casi 60 kg de CO₂, con 50 kg en la fase de producción y 8kg en la fase de uso, sin embargo, si tomamos en cuenta que en el mundo se utilizan más teléfonos móviles que computadoras, las emisiones asociadas a estos dispositivos se vuelven significativas.

Por otro lado, las actividades humanas que más consumen recursos del planeta son el sistema de producción de alimentos, especialmente la carne y otros productos de origen animal. La forma en que producimos lo que comemos está degradando rápidamente el planeta, provocando el 70% de la pérdida de biodiversidad en la tierra, el 50% de agua dulce y alrededor del 30% de emisiones de gases de efecto invernadero.

Según datos del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), el mexicano consume alrededor de mil 978 metros cúbicos de agua por año, un 43% arriba del promedio mundial que es de mil 385.

La Organización de Naciones Unidas advierte que el 70% del agua dulce que consumimos los humanos a escala mundial se destina a la producción de alimentos. Se estima que el 5% se utiliza para la preparación de alimentos y limpieza personal. El 95% corresponde al consumo indirecto, que incluye hábitos alimenticios, patrones de consumo y estilo de vida. Para ilustrar esto y calcular nuestro consumo diario de agua en nuestras actividades, es importante mencionar el concepto de “agua virtual”, que se refiere al agua que se ha consumido a lo largo de la cadena de valor para la creación de algún producto o servicio. Por ejemplo, según Water Footprint Network, se necesitan 30 litros de agua para producir una taza de café de 250 ml, 135 litros para un huevo, 2,400 litros para una hamburguesa con 150 g de carne, y 17,200 para un kilo de chocolate. Los productos que más agua consumen, según esta red, es la carne; se necesitan 15,400 litros para producir un kilo de carne de res, 8,700 para cordero, 6,000 para cerdo y 4,300 para pollo.

Ante este panorama, y considerando el impacto de la humanidad en el mundo a lo largo de diversos momentos y formas, hemos sido testigos de cómo en los últimos 100 años la actividad humana ha causado más daño al medio ambiente que en toda la historia anterior. Las revoluciones industrial, científica y tecnológica han contribuido significativamente en este problema. Por ello, es urgente que valoremos personal y colectivamente el impacto que nuestras acciones causan al entorno, a los ecosistemas y la biodiversidad, Es necesario tomar medidas generalizadas a nivel global para luchar contra esta destrucción sistémica, participar y contribuir en el diseño y aplicación de mecanismos de prevención y restauración del medio ambiente, Es preciso encontrar formas de satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer los recursos de las generaciones futuras. El desarrollo sostenible es la vía a seguir para cuidar de la Tierra, antes de que el impacto humano defina la última era geológica.

Ideario en Perspectiva

Si volteamos hacia el sur, podemos encontrar consuelo en el hecho de que nuestro futuro puede diferir del presente, aunque actualmente enfrentamos desafíos similares.

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