Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
La ofensiva del presidente López Obrador contra el Poder Judicial de la Federación ha provocado dos efectos dentro de las instituciones judiciales. Por un lado, ha puesto en pie de lucha a los trabajadores, jueces y magistrados de ese poder, con un paro total de labores que ha logrado difusión internacional y la solidaridad de los mexicanos, al que a partir de ayer se sumaron también los empleados y asesores de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Pero por el otro, ha dividido y confrontado, más de lo que ya estaban, a los 11 ministros del pleno de la Suprema Corte.
El apoyo creciente de sectores sociales, como los estudiantes de universidades públicas y privadas del país en toda la República, confirma que las estrategias de los empleados del sistema de justicia federal han sido exitosas y valientes, por más que sean descalificadas y cuestionadas por el Presidente, por sus seguidores y por el aparato de poder. Podría decirse que al obradorismo y a la 4T los trabajadores judiciales le dieron una “sopa de su propio chocolate” porque la movilización y la protesta fueron justo los métodos que los llevaron a ganar el poder.
Pero mientras el resto de las instituciones e integrantes del Poder Judicial federal se han cohesionado y unido en su vistosa y exitosa lucha, en el pleno de la Corte los 11 ministros que la integran nomás no logran ponerse de acuerdo en qué posición tomarán ellos ante el movimiento de protesta que cada vez cobra más fuerza en contra de la polémica reforma constitucional del Presidente. Y es que las divisiones y bloques que ya existían antes de todo el asunto de la reforma, se han ahondado y separado todavía más con el ambiente de tensión, incertidumbre y discordia que prevalece en la Suprema Corte.
De un lado están la presidenta Norma Piña y los ministros que han hecho bloque con ella como son Alberto Pérez Dayán, Luis María Aguilar y Jorge Mario Pardo Rebolledo, y en algún momento también Juan Luis González Alcántara, quien luego se distanció al “congelar” el recurso de contradicción de tesis que pretendía frenar la reforma. En el otro extremo están las ministras pro 4T, Yasmín Esquivel Mossa, Loretta Ortiz y Lenia Batres, aunque ésta última se ha vuelto la más radical y se mueve con su propia agenda; y en el bloque intermedio, que no necesariamente toma partido por ninguno de los dos extremos, están la ministra Margarita Ríos Farjat, Javier Laynez Potisek y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Y en sus diferencias de posiciones, que se han polarizado todavía más por todo el ambiente enrarecido que ha generado la venganza de López Obrador, los ministros no han podido llegar a un acuerdo para asumir una posición oficial como pleno, y en vez de eso se han tensado aún más sus debates internos e incluso algunos de ellos, como la radicalizada ministra Lenia Batres, ha acusado a sus otros compañeros y a la ministra presidenta de permitir y fomentar que la ataquen los trabajadores del Poder Judicial, a los que ella se ha dedicado a denostar y a acusar de corrupción y privilegios en su activismo partidista a favor de la multicitada reforma.
Hasta este columnista llegaron varias capturas de pantalla del Chat privado que tiene los 11 ministros para comunicarse a través de la plataforma de mensajería de WhatsApp, y en sus conversaciones e intercambios que ahí aparecen queda perfectamente claro el ambiente que prevalece en los integrantes del pleno de la Corte. A continuación y por considerarlas de interés público para ilustrar el ambiente enrarecido y confrontado que hay en el pleno de la Corte, reproducimos sólo algunos fragmentos de los intercambios de mensajes entre los 11 ministros.
Ministra Lenia Batres: “Ayer hubo manifestaciones en la Corte. Este es el muro de mi oficina:” Y aparecen fotografías donde se ven una serie de cartulinas con mensajes en su contra que pegaron en la pared los trabajadores de la Corte en la manifestación silenciosa que hicieron el martes de la semana pasada. Y una foto con acercamiento en donde se ve el nombre de la ministra Batres y abajo de él una cartulina escrita a mano con la siguiente leyenda: “Ayer me escondí, hoy organicé una traición, no tengo preparación, pero aquí sigo”.
Ministra Margarita Ríos Farjat, en respuesta a Lenia Batres: “También son ofensivas. Yo procuro ser imparcial y jamás me he sentido menos que los que tienen carrera (judicial). Mi ponencia tiene instrucciones de ser muy respetuosos de todo, de no caer en provocaciones ni majaderías, ni en concursos de popularidad. Sino en procurar mantenerse a la altura de las causas. Espero estén cumpliendo con esa encomienda”.
Ministra Presidenta Norma Piña: “Estoy en sesión de Consejo, pero ya di instrucciones que se tomaran medidas”.
Ministro Javier Laynez: “Mi gente está en sus respectivas oficinas. No autorizaría ninguna expresión contra alguien en lo particular”.
Ministra Margarita Ríos Farjat: “Confirmado. Todos mis colaboradores están trabajando en sus espacios”.
Ministro Jorge Mario Pardo: “No tenía conocimiento. Pregunté y mi personal está trabajando en sus lugares. Si alguno se manifestó de mi ponencia no fue por instrucciones mías”.
Ministro Alberto Pérez Dayán: “Mi ponencia está en sus oficinas, pero creo conveniente pedir a todos…
Ministra Presidenta Norma Piña: “Tenemos que hacer algo. Creo que ha habido carteles y agresiones de ambas partes. La ponencia de la Ministra Lenia Batres ya empezó a manifestarse dentro de la Corte” Y muestra una fotografía donde colaboradores directos de la ministra Batres se manifiestan en las escaleras de la Corte donde sostienen carteles con consignas y leyen das como: “A sus sentencias les hace falta pueblo”, entre otras más que se aprecian en la imagen.
Luego en otra parte del chat privado de los ministros, Norma Piña les ofrece convocar a una reunión en la que se tomen medidas y le avisa a Batres que ya movieron al personal de la Cor te que se manifestaba afuera de sus oficinas: “Ya no hay nadie ahorita”, le dice. A lo que la autonombrada “ministra del pueblo” le contesta: “Sí muchas gracias por pedirles que se retiraran. Pero están subiendo el tono con insultos (los mismos que por cierto trae la cuenta de X @SCJN_Clips), que sigue usando el logo de la SCJN. Incluso empezaron a poner mi nombre en los carteles”.
Ministro Jorge Mario Pardo: “Repruebo cualquier insulto o falta de respeto”.
Ministro Luis María Aguilar: “Desde luego, eso por supuesto nadie en el PJF y menos en la Corte lo debe hacer. Respeto, Respeto, Respeto”.
Ministra Presidenta Norma Piña: “Creo que todos estamos de acuerdo en eso. Pediré que se realice una investigación al respecto”.
Ministra Yasmín Esquivel Mossa: “Es inédito la falta de respeto de este tiempo”.
En otra parte de la conversación entre los ministros, Margarita Ríos Farjat muestra en su cuenta una fotografía donde una colaboradora de Lenia Batres sostiene una cartulina que repite la leyenda: “A sus sentencias les hace falta pueblo”. Y debajo de la imagen escribe la ministra Ríos: “Sin Palabras. Pensé que había reflexividad y que estábamos en la construcción de una armonía”. Y de inmediato le contestan las ministras Batres y Loretta Ortiz Alhf: “Voy a pedir a mis colaboradores que se abstengan de imprimir carteles que contengan calificativos contra alguna, algún ministro. Por supuesto espero que les pidan lo mismo a sus colaboradores. Y si pueden extender a las redes”, dice Batres. Y Loret ta Ortiz le responde: “Estoy de acuerdo contigo Lenia”, mientras que el ministro Juan Luis González Alcántara, les escribe: “Así creo que debemos actuar. Yo haré lo mismo con mis colaboradoras y colaboradores”.
Ministra Margarita Ríos Farjat: “Pero si dicen que las sentencias no son sensibles, lastima a quienes proyectan y dedican sus desvelos a una justicia sensible. Reitero que digo esto en abono a una reflexión pragmática de retornar a los cauces de sensibilidad”. Y en otra parte de la conversación vuelve a replicar la ministra Ríos: “Supongo que es una reacción a tanto que se dice que falta sensibilidad en las senten cias. Hay formas de provocar, lo digo con muchísimo respeto, y reiterando la línea respetuosa que tenemos como ponencia. Respetuosa pero responsable”.
Ministra Lenia Batres: “Hoy se manifestaron las ponencias en la segunda sala. Como respuesta mi ponencia sacó sus mensajes. Los vi cuando salí”.
Ministro Juan Luis González Alcántara: “Lo lamento profundamente. Respeto absoluto a las y los colegas!”
Ministra Margarita Ríos Farjat: “Supongo que es una reacción a tanto que se dice que falta sensibilidad en las sentencias. Hay formas de provocar, lo digo con muchísimo respeto, y reiterando la línea respetuosa que tenemos como ponencia. Respetuosa pero responsable. ¿Qué significa que hace falta pueblo en las sen tencias? No quiero abonar a la falta de armonía pero objetivamente yo no las leo así, con toga o sin ella. Creo que con razón se despiertan pasiones. Los proyectistas de DDHH pueden sentirse ofendidos. Lo digo, reitero, con respeto pero con responsabilidad”.
Ministro Alberto Pérez Dayán: “Me sumo a ello”.
Hasta ahí las conversaciones que nos hicieron llegar fuentes de la Suprema Corte y que, con respeto a la privacidad de las conversaciones, se publican sólo porque tienen valor informativo para entender lo que se está viviendo en estos momentos al interior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en las que pu dieran ser sus últimas horas de existencia del modelo de una Corte con autonomía e independencia tal y como la hemos conocido los mexicanos a partir de la reforma de Ernesto Zedillo de 1995.
Es decir, que a los mexicanos poco nos duró el gusto y el derecho de tener una Suprema Corte autó noma del Poder Ejecutivo. Una Corte que pudo haber tenido sus altas y bajas en estas tres décadas; a veces con ministros sumisos y negociantes de la justicia, como en las épocas del PRI y del PAN, pero que en la 4T rompieron todas las formas al colocar ministros entre gados o hasta militantes de su movimiento político.
Pero al final la Suprema Corte que hoy está obstinado en desaparecer López Obrador sí llegó a constituirse en un poder vivo, actuante y que empezó a consolidarse como el tribunal constitucional por excelencia, que actuaba como la defensa de los derechos ciudadanos con el amparo como la principal arma, que mediaba en los juicios fiscales o empresariales y que al mismo tiempo dictaba las reglas de constitucionalidad entre poderes y entre los estados de la República, a tal grado que cuando se enfrentaron al poder del presidente López Obrador y se le convirtieron en un dique de contención para evitar sus reformas, leyes y medidas autoritarias o estatistas que atentan contra la certidumbre de los inversionistas, vino uno de los manotazos presidenciales más autoritarios de que tengamos memoria los mexicanos.
Y estamos a punto de verlo consumado, con todos los riesgos y peligros para el país y su economía, pero sobre todo para esa presidenta electa a la que pide vitorear en público y se dice feliz de que lo suceda, mientras le agita cada vez más las turbulentas aguas políticas, financieras y sociales que se están juntando en este momento en el país. Entonces, vale la pena preguntarse: ¿AMLO quiere ayudar a la doctora Claudia Sheinbaum o le está heredando la tormenta perfecta para que sólo él, con su liderazgo casi religioso para la nueva clase gobernante, pero sobre todo para sus agradecidos beneficiarios de programas sociales, pueda resolverlo y su sucesora tenga que buscarlo y necesitarlo. Para decirlo más claramente, López Obrador está aplicando la estrategia que le aprendió a su amigo y cercanísimo asesor, Manuel Camacho Solís. Aquella que decía: “Si yo provoco el problema, es porque sólo yo sé resolverlo”… Se lanzan los dados. Volvió a tocar Serpiente.