HOY:

La mentira, la salud y la felicidad

Durante su presidencia, López Obrador presumía encuestas, seguramente “patito”, que señalaban al pueblo mexicano como uno de los más felices del planeta. Ante semejante barbaridad los mexicanos la supusimos una mala broma, aunque en los hechos se trataba de una más de las incontables falsedades escuchadas en las mañaneras palaciegas. Porque, semejante al aforismo que postula que “sin maíz no hay país”, prevalece en la conciencia humana el de “sin salud no hay felicidad”,...
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La «exitosa» estrategia de seguridad de Claudia…

El pasado 10 de mayo, "sólo" mataron a 46 personas en México. El Gobierno Federal lo destacó como un éxito de sus estrategias para combatir a la delincuencia organizada. La presidente también presumió que febrero de este 2025 ha sido el mes con menos asesinatos de los últimos ocho años. Es una crítica implícita al Mesías de Macuspana (MM), a quien en nada debió gustarle la comparación. En materia de desapariciones el panorama es otro: la Universidad de Guadalajara demostró con evidencia no rebatida que el reclutamiento forzoso de jóvenes...

Copelas o cuello

Lo último

El 15 de marzo de 2007 las autoridades mexicanas asestaron duro golpe al crimen organizado cuando localizaron el domicilio del ciudadano chino-mexicano Zhenly Ye Gon, en ese lugar encontraron habitaciones rebosantes de dinero en efectivo (207 millones de dólares); Ye Gon apareció en mayo de ese año en los Estados Unidos y frente a cámaras de TV declaró que las autoridades mexicanas lo habían presionado para que se declarara culpable: Coopelas o cuello”, le dijeron. Fue ampliamente difundido ese episodio de nota roja, al grado que la frase de Ye Gon cobró amplia popularidad hasta formar parte del coloquio mexicano: “Copelas o cuello”. Despierta ese capítulo de tintes lúdicos los acontecimientos de estos trepidantes meses de cambios en la estructura del Poder Judicial de la nación porque al menos en dos ocasiones, al parecer, la frase citada sigue cobrando vigencia, o al menos así parece en los casos del senador Yunes Marqués para “invitarlo” a votar por la reforma al poder judicial y del ministro Pérez Dayan para asestarle el último hachazo. De “traidores” han sido calificados ambos personajes ubicados en el vórtice de la tormenta de una lucha contra todo el engranaje del Estado. Si les ajusta el adjetivo no es asunto nuestro atribuir calificativos, aunque vale discernir acerca del difícil momento por el que atraviesan el senador y el ministro de referencia ¿ese calificativo trascenderá nuestros tiempos, o es producto de las pasiones del momento y se disolverá con el tiempo?

Viene a la memoria el caso del gran filosofo y escritor español José Ortega Gasset, muy reconocido entre la intelectualidad de su tiempo y por tal motivo se le buscó para obtener su apoyo a la República española amenazada por grupos paramilitares de corte fascista. Don José se reportó enfermo, pero través de una persona de su más absoluta confianza se declaró en defensa de la república, aunque eventualmente después se desmintió; vinieron los tiempos difíciles y Ortega Gasset decidió partir hacia Alemania donde encontró cobijo en una de las universidades de ese país como profesor. Don José viajó por Sudamérica y otros países de Europa alegando su defensa a la defenestrada República Española, pero sus adláteres lo encontraron poco convincente, y no faltó quien sugiriera su traición a la república. Ya pasó el tiempo, Franco estará ardiendo en el infierno y la República forma parte de un episodio heroico en la historia de España, pocos recuerdan el episodio aquí narrado y por el mundo ha rodado la frase que identifica a Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias, si no la salvo a ella, no me salvo yo”. Por supuesto, ni el senador Yunes Márquez ni el ministro Pérez Dayan han alcanzado las glorias intelectuales de don José Ortega y Gasset, sin embargo, la actitud de ambos deben ser enfocadas a partir de sus respectivas circunstancias, de esa manera habrá mejor entendimiento de lo que motivó sus respectivas decisiones. “Solo el que carga el bulto sabe lo que este pesa”.

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