jueves, diciembre 26, 2024

El día que AMLO traicionó al rey de España

Serpientes y Escaleras


En medio de la frialdad y el distanciamiento que mantienen las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de México y España desde el sexenio pasado, hay una versión que llega desde Madrid, que se atribuye directamente al rey Felipe VI y que habla de la molestia personal que tiene el monarca por lo que considera «una traición» del expresidente mexicano.

La versión contradice por completo la postura actual del Gobierno mexicano, que acusa que «el rey ignoró la carta del expresidente» y dice que un día antes del 25 de marzo de 2019, fecha en la que AMLO hizo pública la carta que le mandó al monarca español para pedirle «disculpas» por las atrocidades y violencia cometidas durante la conquista, López Obrador y el rey Felipe habían sostenido una llamada telefónica en la que abordaron personalmente el asunto y acordaron abrir una ruta conjunta entre los dos países y sus gobiernos para «encontrar un punto común» con el que las dos naciones estuvieran de acuerdo y pudiera emitirse un pronunciamiento conjunto sobre lo sucedido en la conquista de México Tenochtitlán con miras a los 500 años que se cumplirían el 13 de agosto de 2021.

Un personaje mexicano que tuvo oportunidad de charlar recientemente con el rey, durante una recepción en Madrid a la que acudió Felipe VI, afirma que el propio monarca, sin que mediara una pregunta, le comentó lo sucedido en aquel mes de marzo de 2019, cuando estalló el escándalo mediático, político y diplomático que aún hoy, en el nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, mantiene frías las relaciones diplomáticas, tanto que por esa razón al jefe del Estado español no se le invitó a la toma de posesión de la mandataria el 1 de octubre pasado, lo que tomaron en España como «una grosería y una ofensa» no sólo a la monarquía, sino al Estado español.

«Fue muy molesto y desagradable escuchar cuando el Presidente mexicano hizo pública la carta que me había enviado, porque justo un día antes conversamos por teléfono del tema. Fue una plática cordial y amable, él me explicó sus intenciones de llegar a los 500 años de la caída de Tenochtitlán con un pronunciamiento que reconociera lo sucedido en aquel proceso. Yo le dije que podíamos buscar un punto en el que los dos países concordáramos y que podíamos empezar a trabajar con dos grupos o comisiones, uno de México y otro de España, para llegar a un acuerdo y, sólo cuando eso ocurriera, hacer pública una declaración diplomática conjunta», le habría contado el rey al visitante mexicano.

Y su narración siguió: «Imagínese mi sorpresa y mi contrariedad cuando me mostraron el video con el que el Presidente mexicano estaba revelando la carta que me mandó y la hacía del conocimiento público, violentando y desconociendo el acuerdo y la plática tan amable que habíamos tenido apenas unas horas antes. Yo no daba crédito y por eso nuestra reacción fue tan contundente rechazando, no el tema, sino la forma tan extraña en la que actuó el Presidente de su país», le dijo a su interlocutor que escuchaba atento y al mismo tiempo sorprendido por la confianza y la honestidad del monarca para narrarle ese episodio.

La plática entre el monarca y el expresidente debió haber ocurrido el 24 de marzo de 2019 porque fue justo un día después, el 25 de marzo, cuando desde las ruinas de Comalcalco, en Tabasco y acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez, el entonces Presidente grabó un video que difundió en sus redes sociales y las de la Presidencia, para anunciarle a los mexicanos y al mundo que había enviado una carta al rey Felipe VI solicitándole «disculpas» por lo ocurrido en 1521, además de otra carta al Papa Francisco con el mismo objetivo.

En ese video en el que aparecen al pie de la pirámide conocida como «El Palacio» justo en la fecha en que se llevó a cabo la batalla entre los hombres de Hernán Cortés y los mayas-chontales que habitaban esa región, considerado el primer enfrentamiento bélico de la conquista española, López Obrador nunca refiere su llamada con el rey Felipe y, junto con su esposa, hacen la revelación que en España fue tomada como «traición»:

«Lo cierto es que fue una invasión y se cometieron muchas arbitrariedades, se sometió a los pueblos que habitaban lo que ahora conocemos como nuestra América (…) Envié una carta al rey de España y otra carta al Papa, para que se haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios, por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos, hubo matanzas, imposiciones, la llamada conquista se hizo con la espada y con la cruz», dijo el entonces Presidente.

A partir de ese momento comenzó un choque de versiones y de visiones entre los gobiernos de los dos países y un debate en ambos lados del Atlántico sobre los sucesos históricos de la conquista y la necesidad o no de pedir «perdón» desde España. Aunque las relaciones comerciales, culturales y económicas entre México y España han seguido intactas, el desgaste en el trato entre los gobiernos y los canales diplomáticos ha sido más que evidente y se mantiene hasta la fecha.

La presidenta Claudia Sheinbaum hizo suyo el agravio y el pleito de su antecesor y decidió no enviar invitación al rey Felipe a su toma de protesta, aduciendo su desatención al ignorar la tan mencionada carta, lo que desató reacciones airadas desde el gobierno y la opinión públicas españolas que lo tomaron también como un agravio al monarca que es a la vez el jefe del Estado español.

Hoy mismo ese estatus de desinterés se mantiene desde los dos gobiernos y se ha reflejado en hechos como que al embajador mexicano, Quirino Ordaz, no se le invitara en Madrid al importante evento con el que se conmemoró este año «El día de la Hispanidad» en la capital española y que encabeza cada año el rey. Y más recientemente, en la Reunión del G20 en Río de Janeiro, la semana pasada, la frialdad se hizo visible en el hecho de que Pedro Sánchez y la doctora Sheinbaum ni siquiera se saludaron en la cumbre de jefes de Estado en la que ambos participaron.

Así que, entre «traiciones», «resentimientos» y mentiras, el distanciamiento diplomático México-España continúa. Recientemente, circularon versiones de un relevo en la Embajada mexicana en Madrid, a donde se mencionaba la posible llegada del exgobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, para sustituir a otro exgobernador priista, Quirino Ordaz de Sinaloa, quien fue nombrado en el sexenio anterior, pero fuentes de la Cancillería mexicana nos dicen que «no hay interés en cambiar por ahora al embajador, la relación está pausada y no le vemos sentido cuando tenemos temas más urgentes».

Lo único bueno de todo esto es que las relaciones que sí importan, que son las comerciales, culturales, educativas y económicas se mantienen y hoy no sólo España sigue siendo el quinto socio comercial de México y nuestro país el primer mercado para los productos españoles en América Latina y el quinto fuera de Europa. Pero, sobre todo, el intercambio de turismo y los lazos afectivos entre los mexicanos y los españoles se mantienen intactos y muy por encima de los pleitos y desencuentros políticos de sus gobiernos. Aun así, a la luz de esta nueva versión, merece la pena preguntarse: ¿Quién traicionó a quién o quién ignoró a quién?… Los dados abren con una Doble Serpiente. La semana se nos viene tensa.

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