Por mandato de ley los titulares de las dependencias del gobierno estatal deben comparecer ante las Comisiones legislativas correspondientes para informar de las acciones desempeñadas durante el periodo el año fiscal en curso, en este caso el último año de la administración gubernamental a cargo de Cuitláhuac García. Ya no es novedad escuchar de los comparecientes que todo va bien, que la economía creció, los delitos van a la baja, la deuda se redujo, el estado vive en calma y en paz, la salud pública bien atendida y una serie de medias verdades combinadas con mentiras que nada tienen que ver con la realidad sino con los “otros datos”. Así ha ocurrido en los gobiernos priistas, el panista y ahora con el de MORENA, le hablan a una población sorda y muda porque su indiferencia permite expresar impunemente un gran rosario de falsedades. Porque es mentira la disminución de delitos en Veracruz, también la reducción de la deuda pública, de igual manera no es cierto el avance de Veracruz hacia mejores condiciones de vida, si lo informado por cada responsable de las secretarías de despacho del gobierno estatal fuera verdad sin duda viviríamos con calidad de vida muy semejante a la de los países del primer mundo, todo lo contrario, es lo que la realidad nos enseña.
¿“Porqué hablamos mucho del pasado? Porque seguimos pagando el pasado, los malos manejos de las malas administraciones” fue la respuesta de Lima Franco a un cuestionamiento sobre el por qué su fruición para referirse a pasadas administraciones con el propósito de salir airoso en la comparación, lamentablemente para las finanzas públicas veracruzanas no es así. Habla de Finanzas sanas y toma de referencia que dejará en caja 10 mil millones de pesos para que el gobierno entrante cumpla sus compromisos de fin de año, como si no fuera esa una obligación ingénita a su responsabilidad; habla de finanzas sanas porque según su dicho redujo la deuda pública, lo cual es mero sofisma porque esta se incrementó sustancialmente en los últimos seis años, el propio encargado de las finanzas lo confirma: dejará una deuda de 65 mil 801 millones de pesos, de esa cantidad la deuda bancaria a largo plazo es de 46 mil 540 millones; la deuda bursátil es de mil 234 millones “y en cuentas de orden cuyo saldo es de 9 mil millones”. Hasta allí todo va bien, pero también es deuda el pasivo por 22 mil millones de pesos al Sistema de Administración Tributaria (SAT), y la del ISSSTE por 20 mil millones de pesos más el pago a proveedores por 6 mil millones de pesos cuya validación está en curso, es decir, sumados a la deuda bancaria asciende a 94 mil millones de pesos, ¿dónde encaja la presumida disminución de la deuda? Sin embargo, tiene razón en cuanto a la pésima administración del recurso público en tiempos de Fidel, cuyo gobierno inició con una deuda de 3 mil 500 millones de pesos y su crecimiento fue exponencial a 37 mil millones de pesos heredados a Duarte de Ochoa, quien la incrementó a poco más de 40 mil millones de pesos. Aparte la deuda por concepto de la bursatilización del 80% del impuesto a la tenencia y uso de automóviles promovida por Fidel, agregada a la del 20% de ese impuesto correspondiente a los municipios veracruzanos, 199 entraron en ese paquete muchos nunca vieron ese dinero y todavía siguen pagando con participaciones que sirvieron de aval. Pero al margen de esa pésima gestión, la deuda pública es un recurso al que es posible acceder para obtener dinero fresco, que bien utilizado adelanta beneficios a la colectividad, no fue ese el caso, lamentablemente. Cuentas claras corazón contento, Lima Franco repetirá en el cargo por disposición de la gobernadora Rocío Nahle, quizás porque entre otras razones haya mucho que aclarar.