Si en la alborada del año a punto de consumirse después de completar su reluciente orbita se hubiera profetizado el abrupto viraje de Miguel Ángel Yunes Linares en su militancia partidista del PAN hacia MORENA, seguramente al heraldo que así lo revelara se hubiera calificado de extraviado orate. Pero la política es veleidosa porque lleva inherente las diferentes facetas de la condición humana y por esa circunstancia está sujeta a un tornadizo devenir. Ahora, ya en la realidad de estos trepidantes tiempos, el “orate” que fuera equiparado a Casandra (en la mitología griega Casandra era una pitonisa a la que Zeus castigó mandando que sus oráculos no tuvieran ningún crédito público), ríe al último porque su predicción ha resultado cierta en tanto que se rumora la incorporación de los Yunes Linares y Yunes Márquez a las filas de MORENA. Esa latente posibilidad ocasionó una declaración de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, quien expresó su desagrado hacia ese posible acuerdo de la “cúpula alta” de su partido en caso de aprobarse la potencial afiliación. No es cosa menor la postura de la gobernadora pues su condición de mandataria estatal le otorga peso político a su posicionamiento, y porque en todo caso expresa también el punto de vista de un amplio sector en la militancia de MORENA. Por situaciones semejantes con frecuencia se originan comentarios en el sentido de una aleatoria debacle de MORENA a causa de sus divisiones internas, lo cual suponemos un enfoque erróneo porque ese partido a solo 10 años de haberse fundado ya gobierna este país por un segundo periodo constitucional, y gobierna la mayor parte de las entidades federativas (incluidos el estado de México, CDMX y Veracruz, el primero, el segundo y el cuarto padrón electoral más numeroso en el país). Además, no se avizoran problemas político-electorales enfrente porque la ciudadanía no encuentra canales de participación por la vía oposicionista, pues el PRI navega en el descrédito y está en proceso de liquidación con “Alito” al mando, Movimiento Ciudadano atraviesa por un periodo de reacomodo a causa de los problemas de salud que aquejan a Dante Delgado, su fundador y líder absoluto; en MC están acostumbrados a la directriz de índole vertical por lo que su evolución dependerá de su capacidad de adaptación al nuevo estatus de la dirigencia nacional. Y el PAN, el partido con alguna fuerza política, aún no muestra señales de poder encabezar un movimiento opositor de gran calado.
Pero ¿en verdad MORENA requiere de la incorporación de Miguel Ángel Yunes Linares y de su hijo para “fortalecer” sus filas? Si bien nadie le regatea su capacidad operativa en materia política, sería excesivo suponerlo indispensable para el partido en el poder, cuyo líder “moral” en tiro de dos bandas tejió los hilos de su deserción al panismo y a la vez lo colocó en la picota pública. Entonces, ¿cuál será el motivo de la supuesta metamorfosis de Yunes de panista a morenista? Pretender para que MORENA gane en Veracruz y Boca del Río sería una hipótesis descarriada porque de cualquier manera en esa conurbación MORENA lleva la delantera justamente porque Yunes Linares ha perdido en ese lugar su convocatoria de antaño, pero medularmente porque ese partido gobierna la entidad y la gobernadora en turno opera en contraste sideral a cómo lo hacía su antecesor, de triste memoria. Pero entonces ¿por qué el amago de incorporarlos a MORENA? ¿alguien se imagina a Yunes Linares y a Yunes Márquez recorriendo la entidad veracruzana para promover el voto para MORENA? Sería insólito suponerlo así en una entidad cuya gobernadora “perdona, pero no olvida”. En suma, este tema suscita más preguntas que respuestas, luego entonces lo prudente consiste en darle oportunidad al curso de los acontecimientos para recorrer el velo de esta alguna vez impensado episodio político, que solo es posible gracias a la ironía del destino y al inevitable sarcasmo de las circunstancias.