El Vía Crucis del hombre

Jesús vivió y murió para redimir al hombre de todos sus pecados, reza uno de los cantos del cristianismo más difundidos. Lamentablemente, la condición humana se resiste a cambiar de rumbo y la experiencia histórica demuestra cómo se ha anulado aquel sublime sacrificio, es posible comprobarlo a través de episodios donde se confirma que “el hombre es el lobo del hombre”, según la apreciación de Hobbes. Con reiterada frecuencia escuchamos voces añorantes del pasado,...
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Otra catástrofe. ¿De veras quieren destruir a México?

Sorprende muchísimo que la presidente Sheimbaum reconozca un error, en la misma tesitura que su mentor y jefe político, ya que ambos no se equivocan y son dueños de la verdad. Por eso se encendieron las alarmas cuando la doctora aceptó que su gobierno compró medicamentos con un sobreprecio de 13 mil millones de pesos. A estos nuevos ladronazos no se les procesó, no se les detuvo. Sólo "se les removió". Los de cuarta creen que estamos acostumbrados, que las cifras pierden importancia y que ellos son inmunes, hagan...

El perro del vecino /2

Sin tacto

Ante los ladridos interminables del perro del vecino, el señor K se vio en la necesidad de salir de su casa, atravesar la calle y tocar en la puerta del señor D. Éste salió enfurruñado y con una actitud de enfrentamiento.

—Disculpe usted, señor —expresó con calma y respeto el visitante—, pero nuevamente tengo que pedirle que calle a su mascota, porque tiene más de dos horas ladrando y ya no soportamos el ruido en casa.

—Pues no sé por qué me viene a decir eso, porque es mi derecho tener una mascota en casa y es normal que los perros hagan ruido —contestó airado el dueño del importuno can.

—Disculpe usted, señor D, aunque ciertamente es su derecho tener una mascota en casa, lo que sí rebasa las normas de convivencia es que haga un ruido infernal y que afecte a sus vecinos. Tengo que decirle que en mi caso, un eminente médico internista me diagnosticó un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) y un siquiatra me recetó ciertos medicamentos neurológicos y me recomendó específicamente que me mantuviera en un ambiente de tranquilidad y silencio. Usted comprenderá, vecino, que los ladridos permanentes y desgarradores de su mascota, que es de una raza mayor, me tienen los nervios de punta y no he podido avanzar en mi recuperación.

—Mire, señor K, sus quejas me tienen muy molesto y hágale como quiera, porque seguiré teniendo mi perro en la cochera aunque se enferme toda la cuadra. Yo viví algún tiempo en España y ahí nunca tuve problemas con mis mascotas y menos con mis vecinos. Allá sí que saben convivir en paz.

—Se me hace extraño que diga eso —insistió el señor K—, porque en Europa tienen leyes muy rigurosas respecto al cuidado y posesión de animales. Por ejemplo, acaban de aprobar un impuesto especial para quienes tengan una mascota, y los perros deben tener un seguro por daños a terceros que puedan ocasionar, tanto en su constitución física como en su patrimonio.

—Pues yo tuve perro allá y nunca pagué impuestos ni seguros por él —reveló el señor D.

—Pero, ¿su perro español también ladraba todo el día? —se preocupó el Señor K.

—¡Para nada! Seguro me hubiera caído la policía. Allá tuve un perro chico que casi no hacía ruido, y lo cuidábamos mucho para que no ladrara.

—¿Y acá? —preguntó no sin sorna el vecino agraviado por los ruidos del can.

—Acá es otra cosa —se reveló el señor D—, porque las leyes y las autoridades son muy fáciles de esquivar.

Y sin ninguna advertencia, cerró la puerta violentamente, casi en la cara del pobre señor K.

sglevet@gmail.com

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