Una de las herramientas más indispensables en el multifacético trasiego de la vida contemporánea son las encuestas de opinión, que combinadas con las estadísticas resultan de invaluable apoyo en la economía, la mercadotecnia, la sociología, la política, etc. No hace mucho que en los procesos electorales las encuestas han adquirido un rol de elevada importancia, no obstante, por la variedad de intereses en pugna no siempre la información que proporcionan ha sido la acertada, ya porque desviaron su propósito o bien para inducir percepciones favorables a un determinado designio, de allí que hayan perdido el crédito que merecen. Pero sin lugar a duda las encuestas por sí mismas tienen un valor intrínseco de relevante importancia. Así lo avala la necesidad de acudir a una consulta de opinión para asegurar un diagnóstico cercano a la realidad en donde se erigirá un negocio, o donde se competirá por un cargo de elección popular.
Un caso para el análisis político en materia electoral es el de Anilú Ingram, quien de priista que fue ahora viste la casaca de MORENA y pretende la candidatura a la alcaldía de Veracruz por su partido adoptivo. En reciente encuesta diseñada por Mitofsky se revela que la señora Ingram rebasa por 10 puntos en preferencias a la diputada Rosa María Hernández Espejo, quien también aspira a la candidatura a la alcaldía jarocha. Ambas políticas tienen trayectoria en esos menesteres, sin embargo, para los efectos de la precandidatura en comento existen diferencias muy señaladas que hacen dudar del resultado dado a conocer relativo a aquella consulta de opinión. En contraste con la diputada federal Hernández Espejo, Anilú Ingram ha sido diputada local y federal por la vía de la representación proporcional, es decir, propiamente no ha hecho campaña para obtener el cargo de representación popular, no así Hernández Espejo quien ha alcanzado sus dos diputaciones por la vía de la mayoría relativa, lo cual implica haber hecho campaña para obtener el cargo. Por deducción lógica llama la atención que en el resultado de Mitofsky aventaje quien no ha protagonizado una campaña a quien sí lo ha hecho y obtenido ventajoso numero de votos a su favor. De allí la interrogante ¿por qué entonces la ventaja en Mitofsky? Porque debe inferirse que la militancia de MORENA se inclinaría más a favor de quien ha militado en sus filas desde su creación, sobre quien acaba de llegar. Aunque esa clase de lógica no aplica en política, de cualquier manera, acertados o no los resultados de opinión ya referidos, la nomenclatura del partido en el gobierno se inclinará por la diputada Espejo y Anilú tendrá que seguir haciendo talacha en la base poblacional para futuras oportunidades, porque para esta ocasión no se le ve oportunidad. Si por azares de la política la exdiputada Ingram resultara candidata tendría que nadar contra la corriente entre las bases de MORENA y tal circunstancia pondría en riesgo la probabilidad del triunfo, entonces ¿para qué buscar afuera lo que ya se tiene adentro? Tampoco escapa a la observación el brioso trasiego de Anilú Ingram por obtener una candidatura supuestamente ya escriturada al mérito militante de la diputada Espejo, lo cual permite inferir la primicia de hacer méritos para futuras oportunidades.