Por Edgar Hernández*
De siempre la política ha sido acierto-error.
El favorito del atarantado Cuitláhuac García, Juan Javier Gómez Cazarín hoy enfrenta serios problemas de supervivencia política al ir en contra de Claudia Sheimbaum y Rocío Nahle.
A la presidenta por pretender, por debajo de la mesa, imponer a su hermano Luis Alberto en la alcaldía del pueblo donde nació, que por cierto gobierna Juan Gómez, su papa, contraviniendo la decisión presidencial.
Y, a la segunda, al llevar a extremo el diferendo con el líder del Congreso del estado, Esteban Bautista a quien desató una perniciosa campaña de ataques y denuestos para esconder sus probados actos de corrupción.
Darle la llave del dinero del Bienestar a este singular personaje que apodan “Carón” fue de por sí un alto premio a su fingida “lealtad” a Nahle.
Sin embargo, sus rapacerías hechas públicas y su afán nepotista empezaron a mellar su de por sí menguado prestigio.
Y como dice el “Verba Brava”, Toño Trujillo, con ese singular estilo periodístico:
“Ayer se los dijo con tocha claridad trasparente y lo más refulgente posible la presidenta Claudia, desde el amurallado Palacio Nacional que, desde este 2025 “debiera aplicarse la orientación política” de no permitir en Morena que en puestos de elección popular exista la “reelección” como tampoco la “herencia del cargo”. ¡Entiéndanlo palurdos! ¿no saben quién manda en su partido?
“El que no quiera entender esto es que de plano es más bruto que la mula que tiró a Cristo, neta que sí valedores solo los pontealpedo de la polaca ranchera se negarán a hacerle caso a la matrona de México. Pero allá se lo haigan los jijos de la Quinta Vergara, que con su micha se lo coman y provechito”.
Gómez Cazarín siempre fue de los que apuestan a la lealtad arrastrándose, haciéndose el chistoso; bailando y jugando al gracioso; es autor de esa hecha ley de que ¡Vamos con Tokio!
Todo, desde luego muy acorde con la política del pasado.
Hoy, sin embargo, nuevos tiempos de gobernar asoman en Veracruz. Es un nuevo estilo que no gusta a muchos, pero es el que hay y es el que ya se impuso para el sexenio que termina hasta el lejano 2030.
Es el mismo que responde a la política general de la república en donde queda muy claro que se limitará la reelección inmediata de familiares en cargos públicos.
Ello, en respuesta a señalamientos de nepotismo y sucesiones políticas en Veracruz en donde en el presente, siguiendo las “enseñanzas del pasado”, el pasado ominoso no de los conservadores, sino de Morena, al menos ocho familias en la entidad buscan candidaturas para las elecciones municipales del próximo junio.
Sheinbaum rechazó a este tipo de prácticas al advertir que se evitará que familiares directos de un funcionario electo asuman su lugar inmediatamente después de que este concluya su mandato.
“El propósito es que no haya una sucesión inmediata. Es decir, que un presidente o presidenta municipal no pueda ser sucedido directamente por su hijo, hermano, cuñado o cualquier familiar directo”, explicó.
Es así que más rápido que aprisa Cazarín se apresuró a reprobar las aspiraciones políticas de su consanguíneo.
El delegado del tesoro de los programas de Bienestar cual buen Caín mató a su hermano.
Rechazó la decisión de su carnal de contender por la alcaldía de Hueyapan de Ocampo asegurando que no respalda esta candidatura y adelantó que conversará con él para disuadirlo de continuar con sus intenciones.
Del tema de las raterías en el Congreso en donde emprendió una grosera escalada contra el diputado Bautista, reconocido por su honestidad y lucha social, solo calló.
El regaño de la patrona lo puso en su lugar y como más le valía dar la vuelta a la hoja para esconder todas sus transas, raterías y saqueo presupuestal pues ahí le paró.
Son tiempo, sin duda, diferentes. Tal vez no mejores, pero sí diferentes.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo