sábado, febrero 22, 2025

Osama Bin Chapo 

Jorge Flores Martínez

A golpes de realidad los años me han enseñado que cualquier asunto “prioritario” de los políticos oculta la verdadera intención que lo impulsa. La prioridad no es acabar con los carteles del narcotráfico, es en todo caso, otra intención la que los motiva a destruirlos como si de grupos terroristas se tratara.

Los carteles mexicanos son la peor desgracia que tiene nuestro país entre muchas terribles desgracias que sufrimos. Es indudable que penetran como un cáncer en toda la sociedad, los tenemos incrustados en la política, no de ahora, desde hace muchos años, están en la economía de muchos sectores y zonas del país, tienen gobiernos paralelos donde cobran derecho de piso y extorsiones a millones de mexicanos, han incrustado candidatos políticos y tenemos gobernadores, alcaldes, diputados y senadores que obedecen a los carteles. La puerta de la Reforma Judicial se abrirá plenamente a muchos que llegarán a jueces, magistrados y ministros.

Muchas zonas del país son controladas por los carteles, eso es una verdad que no podemos negar. La violencia en nuestro país hace muchos años que rebasó lo mínimo aceptable, prácticamente vivimos con cifras de muertos de zonas de guerra. El robo de combustible que llamamos huachicol está perfectamente normalizado y tolerado por las autoridades. Las aduanas son paso de ingreso de cientos de miles de armas de alto poder al año, así como nuestro sistema financiero y fiscal tiene los huecos legales y la permisividad para lavar miles de millones de dólares anualmente.

Mucho de la violencia es generada por dinero que se destina a campañas políticas y que modifica los territorios de los carteles y estos tienen que disputar a balazos y toma de ciudades y regiones del país. El dinero que llega de las remesas no corresponde ni a la población migrante en Estados Unidos ni a la población que la recibe en nuestro país, mucho dinero de las remesas es envíado para su lavado en el sistema financiero nacional y después en el sistema financiero internacional.

Pero todo esto no creo que le importe un pepino a Donald Trump, por el contrario, creo que lo ve como un rasgo típico de un país bananero que no merece de su respeto ni consideración. Tampoco creo que la crisis de los opioides y sus muertos le quiten el sueño al inquilino de la Casa Blanca, son otros los motivos que lo impulsan a llamar terroristas a los carteles mexicanos.

Es difícil la posición que tiene que asumir la presidenta Shienbaum, por un lado si defiende a los carteles con la postura de la soberanía nacional puede ser que refuerce la narrativa de encabezar un gobierno con vínculos con los carteles, y sí le permite todo al presidente Trump, este le va a tomar la medida y la va a hacer como su trapo para limpiar el piso.

El legado de la administración anterior de “Abrazos y no Balazos” y andar saludando a la mamá de El Chapo y protegiendo a los más importantes líderes de los carteles no le ayudan a la presidenta. es un legado terrible.

El secuestro del Mayo Zambada y su paso ahora como informante del gobierno de los Estados Unidos como enciclopedia viviente de los últimos 50 años del narcotráfico en México es un asunto de las mayores proporciones, cada declaración de El Mayo es o puede ser una sentencia para muchos políticos mexicanos. La presidenta Sheinbaum no puede meter las manos al fuego por nadie, todos en este momento son sospechosos de vínculos con los carteles ahora llamados grupos terroristas.

Lo malo es que Trump ya olió el miedo y como animal político que es no dejará pasar la oportunidad de sacar la mayor ventaja posible.

De nada sirven las declaraciones patrioteras de muchos de nuestros políticos, tampoco tienen utilidad alguna esos llamados a salvaguardar la soberanía nacional y nuestro suelo patrio libre de extraños enemigos que osen profanarlo.

Yo no quisiera ser Claudia Sheinbaum, ahora en este momento no cuenta con la lealtad de nadie, muchos tienen su lealtad puesta en López Obrador y otros tantos en los ahora llamados terroristas. Son muy pocos en los que puede confiar la presidenta, posiblemente en nadie y su margen de movimiento es cada día menor.

Ya veremos qué es lo que motiva todo este argüende, pero les puedo garantizar que mucho es el dinero que representa y a dónde va ese dinero.

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