Nada bien la hace al gobierno federal, y de paso al gobierno estatal, la desaforada tendencia al gesto populista de Javier Gómez Cazarín, quien tiene a su encargo la implementación de los programas sociales en beneficio de la población mexicana. Se entiende la obligación gubernamental de proporcionar esos programas de beneficios porque lo mandata la constitución, pero al parecer al señor Gómez Cazarín, responsable de ese sector en Veracruz, en su excesivo afán de quedar bien lo impulsa su fruición por agradar “al pueblo”, un eufemismo para no decir voto duro, así lo demuestra fehacientemente la rifa de cuatro pases dobles y seis mil pesos para cada uno de los «ganadores» que diera respuesta a preguntas relacionadas con Morena y sus gobernantes, el premio consiste en entradas a uno de los conciertos de Shakira en esta entidad. En otro país ese dislate o pueril ocurrencia provocaría cese o ejemplar castigo porque, debe suponerse que ese generoso gesto se acompaña con dinero público no autorizado para tan desprendidos menesteres. Si bien en México la corrupción es un costumbrismo social, a la cuartaT de MORENA no le abona puntos esta clase de conductas pues riñen y restan crédito al ya poco aplaudido discurso del combate a la corrupción.