Serpientes Escaleras
Hace unos días la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó, a pregunta expresa en su conferencia mañanera, que la tragedia del Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, con sus jóvenes exterminados y torturados por resistirse a la esclavitud del narco, se convirtiera en su mayor debilidad, por el escándalo nacional e internacional que ha desatado la aparición de ese lugar que la prensa internacional calificó como «campo de exterminio» y que, según su gobierno, es sólo un inofensivo «centro de adiestramiento».
«Yo no considero que sea mi talón de Aquiles ni talón de otro tipo. Vamos como desglosando ¿no?, el tema. Hay un tema relacionado con la desaparición de personas en nuestro país. La magnitud de este problema, la atención que debe dar el Estado a este problema, hay que tomarlo seriamente, con la verdad, sin esconder absolutamente nada», declaró la Presidenta el pasado 20 de marzo.
Aunque será el tiempo y la historia los que decidan si el tema se le convierte o no en un lastre o una debilidad -a partir de las conclusiones que arroje la investigación de la FGR sobre lo que pasaba en ese rancho y qué tanta credibilidad logre el informe del fiscal Gertz Manero- tal vez la Presidenta tenga razón y, más allá de la gravedad del macabro hallazgo de las madres buscadoras de Jalisco, la doctora tiene en estos momentos, a seis meses de iniciado su gobierno, otras debilidades que quizás no son tan gráficas ni visibles, pero que están debilitando su ejercicio de poder.
El verdadero talón de Aquiles de la doctora en su primer semestre de gobierno es la percepción existente de que, a pesar de sus altos índices de aprobación de las encuestas y su muy cuidada imagen, no es ella la que decide todo en su mandato y que, desde las sombras de una selva tropical, le siguen tirando línea y dictándole ciertas posiciones y decisiones que ella acata al pie de la letra, ya sea por una lealtad ciega hacia su antecesor o porque la tienen cercada y condicionada a no enfrentar una rebelión de las bases morenistas.
Esa percepción no es gratuita y se basa en situaciones y hechos como el de la impunidad y protección que ayer se le dio a Cuauhtémoc Blanco, acusado de un intento de violación a su media hermana, pero arropado por la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados para que no pierda el fuero y no pueda ser procesado penalmente por la Fiscalía de Morelos y llevado ante un juez. El discurso de Sheinbaum de que con ella en la Presidencia «llegamos todas» y de que su gobierno sería un gobierno de mujeres y para las mujeres, choca estruendosamente con las diputadas morenistas que fueron obligadas o se sometieron a la presión de su bancada para terminar acompañando y salvando a un presunto violador.
¿No había dicho hace unos días la Presidenta que en su administración «no encubriremos ni protegeremos a nadie» y había recomendado que se investigaran las acusaciones penales contra el exgobernador de Morelos? Pues al parecer a la inquilina de Palacio Nacional no la escuchan ni la atienden los propios diputados de su partido que, sin importarles contradecir el discurso de la Presidenta y dejar mal parado a su gobierno y a su movimiento, prefirieron escuchar al presunto agresor, al que incluso subieron a hablar a la tribuna rompiendo el reglamento parlamentario, mientras a la víctima la ignoraron y ni siquiera la escucharon.
No es el único caso en donde Sheinbaum termina viéndose débil dentro de su propio movimiento, en donde da la impresión que muchos de los líderes y figuras de Morena le guardan más lealtad al expresidente que a la actual gobernante. Por ejemplo, hace unos días entre las cúpulas de la 4T se afirmaba que la Presidenta le pediría la renuncia al director del IMSS, Zoé Robledo, por estar a disgusto con su trabajo y por denuncias de corrupción en el círculo cercano y familiar del funcionario. La semana pasada un integrante del gabinete presidencial nos dio como un hecho que la decisión de Palacio Nacional estaba tomada y que sería confirmada por la mandataria.
Pero no sucedió así. El miércoles 19 de marzo cuando en la Cámara de Diputados pidió licencia el legislador Carlos Ulloa, cercanísimo a la Presidenta, los rumores arreciaron y se mencionaba ya ese y otros nombres para suceder a Robledo. Pero el director del IMSS se lanzó a Palacio Nacional y, tras ser recibido por Leticia Ramírez, coordinadora de la Presidencia, salió de la sede presidencial para decir a los medios «sigo en el instituto». Al día siguiente la Presidenta dijo en su mañanera que Zoé seguía en su gabinete «porque está haciendo un gran trabajo», justo cuando beneficiarios del IMSS acusan desabasto de medicamentos, falta de camas y un deterioro del servicio del organismo de salud.
«La Presidenta ya había decidido relevarlo, pero no la dejaron, al parecer llegó una contraorden para que se mantuviera a Zoé en el IMSS», nos dijo un integrante de la 4T que sostiene que no es la primera vez que la doctora intenta tomar alguna decisión en su mandato y al final no puede hacerlo porque en Palenque no están de acuerdo con lo que ella decide. «La tienen cercada y copada, hay liderazgos en Morena que no necesariamente le responden a ella y que siguen escuchando más al expresidente, sobre todo cuando se trata de proteger a personajes vinculados a los hijos y a los negocios que mantienen en áreas como el sector salud», sostiene el morenista que pidió el anonimato.
Así que sí tal vez Teuchitlán y su rancho macabro se le conviertan a Sheinbaum en una mancha y un lastre en su sexenio, dependiendo de cómo venga el informe final de la FGR y qué tanto cumpla y aterrice sus reformas y cambios para atender la crisis de los desaparecidos en México y a sus familiares buscadores. Pero el verdadero «talón de Aquiles» de la Presidenta, el que no la deja terminar de consolidar su mandato y su autoridad como titular del Poder Ejecutivo, sin duda está en Palenque o al menos eso es lo que se dice extraoficialmente… Tocó Serpiente. Se acabó la buena racha.