El reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la posible imposición de aranceles de hasta un 25% a los automóviles no fabricados en su país amenaza con desestabilizar la industria automotriz. Esto contradice con su visión de que esta medida generará un “tremendo crecimiento», impulso al empleo e inversión en EE.UU.
En México, la medida tendría un impacto negativo significativo en términos de empleo, exportaciones y crecimiento industrial. Para contextualizar, la industria automotriz es una de las principales columnas vertebrales de la economía nacional. Según cifras de la Secretaría de Economía, este sector aporta un 4.7 al PIB nacional y un 20.5% del PIB manufacturero. Además, genera casi un millón de empleos directos y más de 1.9 millones de indirectos.
De acuerdo a la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en 2024, la producción superó los 3.9 millones de unidades, de las cuales 2,9 millones fueron exportadas a Estados Unidos, con un valor estimado de 78,500 millones de dólares. Asimismo, México provee el 40% de todas las autopartes utilizadas en ese país.
México ocupa el séptimo lugar en producción de vehículos ligeros y es el cuarto exportador a nivel mundial. Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones automotrices, el resto de la producción se envía Europa, Sudamérica y Asia. Sin embargo, en el primer bimestre del año, se exportaron 478 mil 366 vehículos, lo que significó una caída del 11.4 por ciento respecto el año anterior.
Un análisis de Anderson Economic Group estima que la implementación de estos aranceles aumentaría los costos de un automóvil entre 4.000 y 10.000 dólares, en el mercado estadounidense, dependiendo del modelo. Por su parte, un estudio de la Comisión de Comercio Internacional de EE.UU. prevé que un arancel del 25% reduciría las importaciones en casi 75%, a la vez que aumentaría los precios promedio en el mercado interno en aproximadamente un 5%. Los efectos ya han empezado a tener repercusiones, ejemplo de ello es la caída de las acciones en empresas como Ford y General Motors, esta última con una baja del 3% en sus acciones.
Las principales empresas fabricantes en México que incluye vehículos ligeros, camiones, autobuses y autopartes son General Motors, Volkswagen, Nissan, Toyota, Stellantis, BMW, Kia y Mazda. Sus plantas se distribuyen estratégicamente en estados como Guanajuato que alberga General Motors, Toyota, y Honda; Querétaro se especializa en autopartes con empresas como Dana y Visteon; Puebla es sede de Volkswagen y Audi, con una amplia red de proveedores; Coahuila acoge a General Motors y Stellantis; Nuevo León cuenta con fábricas de Kia y un ecosistema industrial de proveedores; San Luis Potosí cuenta con instalaciones de BMW y una planta de General Motors; Mientras que Aguascalientes y Morelos producen la marca Nissan.
La industria automotriz mexicana se ha especializado en la manufactura de componentes como motores, transmisiones y sistemas electrónicos. Aunque algunos vehículos se ensamblan casi en su totalidad en México, aproximadamente un 40-50% de las piezas provienen de proveedores extranjeros, principalmente de Estados Unidos y Asia lo que expone a la industria a riesgos ante medidas proteccionistas como las anunciadas.
La implementación de los aranceles podría generar afectaciones la industria automotriz tanto a fabricantes como a proveedores, consumidores y diversos sectores de la economía mexicana, incluyendo pequeñas y medianas empresas productoras de autopartes, afectando a toda la cadena de valor del sector. Los impactos podrían traducirse en aumento de costos de producción, lo que reduciría la competitividad de la industria automotriz mexicana en el mercado internacional. Al mismo tiempo, esto podría originar disminución de la producción y exportación de vehículos, estimada en un 20% según la AMIA. Esta caída representaría una pérdida de 25 mil millones de dólares en ingresos por exportaciones. Además, un descenso del 10% en exportaciones afectaría el PIB manufacturero en un 2%, de acuerdo a estimaciones del INEGI y la AMIA.
El empleo también tendría afectaciones, ya que se pondrían en riesgo 500,000 empleos directos e indirectos en todo el país. Las entidades donde se alojan plantas armadoras sufrirían consecuencias económicas considerables. En regiones de Guanajuato, Puebla, Coahuila, Nuevo León y Aguascalientes, la industria automotriz no solo representa una fuente importante de ingresos, sino que también impulsa proyectos de infraestructura, programas educativos y el desarrollo social. En Guanajuato, por ejemplo, la actividad automotriz aporta el 50% de su PIB manufacturero, por lo que cualquier reducción en la producción tendría un efecto multiplicador negativo en sectores como el transporte, la logística y los servicios.
Por su cercanía con los Estados Unidos y su red de tratados comerciales, México ha sido un imán para la Inversión Extranjera Directa, recibiendo más de 36 mil millones de dólares en el sector automotriz durante la última década. Sin embargo, los aranceles podrían ahuyentar futuras inversiones, desviándolas hacia países con menores barreras arancelarias.
Ante este reto, México debe diversificar sus mercados de exportación hacia Europa y Asia, aprovechando alianzas como el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) y el Acuerdo de Asociación Económica con la Unión Europea. También es necesario fortalecer la cadena de suministro nacional para reducir la dependencia de piezas importadas y lograr una mayor resiliencia frente a choques externos.
La industria automotriz en México no solo es un motor económico, sino también un pilar del desarrollo social y regional. Los aranceles propuestos podrían tener repercusiones económicas, sociales y laborales que se advertirían en todo el país. Es necesario que el gobierno mexicano actué estratégicamente, en colaboración con el sector privado, para mitigar los riesgos y diseñar alternativas que fortalezcan la competitividad de la industria. De no hacerlo, el impacto de esta podría marcar un retroceso significativo en uno de los sectores más dinámicos y estratégicos de la economía nacional.
Ideario en perspectiva
La realidad hecha por tierra la narrativa. Se justifica la protección a violentadores por encima del “llegamos todas”. La promesa de un sistema de salud “mejor que Dinamarca” no se sostiene frente a las carencias en personal, infraestructura, medicamentos y millones de mexicanos sin acceso a servicios de salud. Las evidencias de muerte y tortura contradicen el “no hay evidencias de exterminio”. Los posibles delitos de peculado, cohecho, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, y ejercicio ilegal del servicio público no quedan exonerados por un simple “es un donativo de empresarios”. Cada día se confirma lo que representan, aunque insistan en que no son iguales.