domingo, marzo 9, 2025

Xalapa la Ciudad del Caos (3): La Crisis del Agua

Expresión Ciudadana
Carlos A. Luna Escudero

El acceso al agua potable en Xalapa, Veracruz, se ha convertido en un problema estructural que impacta de manera desigual a sus habitantes. Mientras algunas zonas residenciales y centros comerciales reciben el suministro sin mayores contratiempos, cientos de familias en colonias populares viven entre tandeos, largas gestiones ante la Comisión Municipal de Agua Potable y Saneamiento (CMAS) y el pago excesivo por un servicio deficiente.

La crisis no solo es resultado del cambio climático o el crecimiento demográfico, sino de una falta de inversión y una administración desigual de los recursos hídricos. Pero más allá de eso, el problema también radica en el uso ineficiente del agua.

Xalapa ha pasado de ser una de las ciudades con mayor consumo de agua en el país a una con severos problemas de distribución. En 2012, se estimaba que el consumo per cápita en la ciudad era de 250 litros diarios por persona, uno de los más altos de México.

Sin embargo, datos recientes revelan que la cifra ha disminuido en un 15% por persona al día, proporción insuficiente para garantizar el abasto a toda la población de la ciudad, por lo que refleja tanto la crisis de abasto como la necesidad de optimizar el uso del recurso aún más.

A nivel nacional, el consumo promedio es de 380 litros por persona al día, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo de 100 litros diarios para satisfacer las necesidades básicas de una persona. La brecha entre el consumo real y el recomendado subraya la necesidad de mejorar la eficiencia en el uso del agua y reducir las pérdidas en fugas y derroches.

Un problema clave en Xalapa es que entre el 30 y el 50% del agua distribuida se pierde en fugas, es decir, casi la misma cantidad de agua que se traslada desde Puebla. Si se reparara parcialmente la infraestructura y se redujeran las fugas a la mitad, la dependencia de fuentes externas disminuiría considerablemente.

El abastecimiento de agua de Xalapa proviene en un 58% del río Huitzilapan (Puebla), 38.2% del río Pixquiac en Perote y 4% de siete manantiales en El Castillo. Sin embargo, todas estas fuentes han perdido volumen entre 2018 y 2024 debido a la deforestación de más de 30,000 hectáreas de bosque mesófilo de montaña.

Este problema se agrava con la expansión urbana descontrolada. Desde 1992, las plantaciones de café han sido reemplazadas por fraccionamientos y desarrollos comerciales, eliminando zonas de recarga natural de los mantos acuíferos.

A esto se suma el desvío de agua por parte de la CMAS, que ha construido presas en el río Pixquiac, afectando a comunidades locales. En varios años, el río ha llegado a secarse debido a estos proyectos.

Aunado al desabasto, los xalapeños enfrentan un aumento en sus tarifas de agua. De acuerdo con el tabulador de CMAS, actualizado el 5 de enero de 2024, el servicio de agua tratada cuesta 5.17 pesos por metro cúbico, más el 16% de IVA y un 40% adicional por el servicio de drenaje. Esto representa un aumento respecto a diciembre de 2023, cuando la tarifa era de 4.67 pesos.

Los costos varían según el tipo de vivienda y consumo: una vivienda popular paga 92.64 pesos por los primeros 10 metros cúbicos, mientras que una residencial paga 198.34 pesos. A medida que el consumo aumenta, el monto también se incrementa, lo que deja en desventaja a las familias de escasos recursos que apenas pueden cubrir sus necesidades básicas.

Además del problema tarifario, CMAS ha estado envuelta en escándalos de corrupción. En 2022, se detectó que la Comisión pagaba cerca de 2 millones de pesos mensuales en salarios a empleados que no trabajaban, entre ellos un líder sindical que ganaba 20 mil pesos al mes.

La administración de Ricardo Ahued inició una depuración que resultó en la eliminación de 86 plazas, incluyendo 52 empleados de confianza con sueldos de entre 64 mil y 9 mil pesos. A pesar de estos esfuerzos, la nómina de CMAS sigue representando un gasto de más de 500 millones de pesos anuales, poniendo en riesgo la viabilidad financiera del organismo.

La Comisión Municipal de Agua y Saneamiento (CMAS) de Xalapa, un organismo que debería garantizar el acceso al agua potable para los ciudadanos, pero que, en cambio, se ha convertido en un foco de corrupción, malos manejos y despilfarro de recursos públicos. Dos aspectos destacan en este escándalo: los llamados «aviadores» y el uso de CMAS como «caja chica» para beneficio de unos cuantos. 

CMAS ha sido utilizada como una «caja chica» por parte de funcionarios y políticos locales. Desde su municipalización en 2002, el organismo ha estado bajo sospecha por el manejo opaco de sus tarifas y contratos, así como por el destino final de sus utilidades, que no se han destinado a mejorar la infraestructura hídrica de la ciudad.

Durante la administración de la exalcaldesa Elizabeth Morales, el tema de la corrupción en CMAS se agudizó con la imposición de su cuñado, Israel Rodríguez Camejo, al frente del organismo. Posteriormente, en 2018, se detectaron desvíos de al menos 180 millones de pesos, según auditorías realizadas por la contraloría municipal. Sin embargo, estos casos quedaron en la impunidad y los responsables nunca enfrentaron consecuencias.

Exfuncionarios como Arturo Zorrilla Castañeda y Cristo Pantoja, quienes habrían participado en operaciones irregulares dentro de CMAS. un líder religioso que, como presidente de la Comisión de Agua, daba el visto bueno a documentos y cuentas cuestionables. Durante su gestión, las nóminas de CMAS estaban plagadas de aviadores, lo que permitía el desvío de recursos millonarios.

Ricardo Ahued Bardahuil, se comprometió a poner fin a la corrupción en CMAS y rescatar el organismo de la crisis financiera en la que se encuentra, labor que continúa Alberto Islas Reyes. En su primer informe de labores, Ahued aseguró que CMAS ya no será utilizada como «caja chica» y que se están realizando esfuerzos para sanear las finanzas del organismo.

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los problemas en CMAS son estructurales y la corrupción ha estado arraigada durante años. La pregunta que queda en el aire es si el actual gobierno logrará enfrentar a los poderes fácticos que han utilizado CMAS como su botín personal, o si simplemente se limitará a maquillar la situación mientras los problemas de fondo persisten.

En un intento por aliviar la crisis, el Ayuntamiento de Xalapa y Conagua autorizaron la perforación de pozos en la comunidad de El Castillo. Sin embargo, según un reportaje de La Silla Rota, el agua extraída no será para los pobladores de la zona ni para las colonias más afectadas, sino para abastecer a fraccionamientos de alto nivel y grandes plazas comerciales de la ciudad.

A esto se suma el problema del “huachicoleo” del agua. Aunque el alcalde Alberto Islas Reyes ha reconocido la existencia de tomas clandestinas en la red de CMAS, ha admitido la dificultad de proceder penalmente contra los responsables, ya que esto generaría conflictos políticos y sociales. Mientras tanto, el estiaje sigue golpeando a los habitantes de Xalapa, que deben racionar su consumo mientras otros se benefician del acceso privilegiado al recurso.

La falta de agua ha obligado a muchas familias a almacenar el líquido en cubetas y recipientes improvisados, favoreciendo la proliferación de mosquitos transmisores del dengue. Además, la escasez ha disparado el precio del agua embotellada, duplicando su costo en algunas tiendas.

Las sequías y el estrés hídrico han sido agravados por el cambio climático. Xalapa, conocida por su clima húmedo y lluvias frecuentes, ha visto disminuir las precipitaciones debido al sobrecalentamiento de la región. Entre 1980 y 2023, la temperatura ha aumentado eventualmente de 26°C a 35.6°C como temperaturas máximas, lo que impacta directamente en la disponibilidad de agua.

Ante esta problemática, es necesario implementar soluciones integrales y sostenibles. Estas son algunas de las propuestas que expertos en el tema señalan:

  1. Reparación de fugas: Se estima que hasta el 50% del agua se pierde en fugas. Repararlas reduciría significativamente el desperdicio y mejoraría la disponibilidad.
  2. Captación de agua de lluvia: Xalapa tiene lluvias constantes. Implementar sistemas de captación permitiría reducir la dependencia del agua entubada.
  3. Reforestación y protección de cuencas: Proteger el bosque mesófilo es esencial para la recarga de los mantos acuíferos.
  4. Regulación del crecimiento urbano: Frenar la deforestación y regular la expansión de fraccionamientos para evitar la sobreexplotación del agua.
  5. Incentivos para el ahorro de agua: Promover subsidios para inodoros y regaderas ahorradoras, reduciendo el consumo en los hogares.
  6. Monitoreo de la calidad del agua: Implementar sistemas de control para evitar contaminación en las fuentes de abastecimiento.
  7. Sanciones por extracción ilegal: Regular el uso de pozos privados y castigar el “huachicoleo” del agua.
  8. Reestructuración de CMAS: con el propósito de volver más eficiente el organismo y acabar con los factores fácticos de su interior.

La situación en CMAS es un reflejo de la corrupción que ha permeado en las instituciones públicas de Xalapa. Los aviadores y el uso del organismo como caja chica son solo la punta del iceberg de un sistema que ha permitido el desvío de recursos millonarios, mientras los ciudadanos enfrentan escasez de agua y tarifas exorbitantes.

Es urgente que las autoridades actúen con transparencia y firmeza para rescatar CMAS y garantizar que los recursos se utilicen en beneficio de la población, y no para engordar las cuentas bancarias de unos cuantos.

El tiempo dirá si las promesas se traducen en acciones concretas o si, como ha ocurrido en el pasado, la corrupción seguirá fluyendo bajo la mesa, mientras Xalapa se seca.

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