Manuel Zepeda Ramos
Hace dos días, el domingo de Ramos que señala la entrada del Mesias a Jerusalén y con ella el inicio de la Semana Mayor para los católicos del Mundo, la prensa de Xalapa destacó una muy concurrida caminata familiar -por cuarta ocasión según los enterados-, por Ávila Camacho que terminó en la plaza Lerdo, en el centro de la capital veracruzana. Conmemoraban las familias xalapeñas la creación por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el dos de abril de 2007, el día mundial de la concientización sobre el Autismo con la enorme intención de las Naciones Unidas por sensibilizar a la población de la Tierra sobre las condiciones del espectro Autista, también conocido como el Trastorno del Espectro Autista (T.E.A.).
Según Google, el TEA es un grupo de diversas afecciones que inciden en el sistema nervioso central y en el funcionamiento del cerebro.
Se manifiesta principalmente a través de la deficiencia en la interacción social, la comunicación, la conducta, el lenguaje y la integración sensorial de las personas que la padecen, trastorno que, ahora sabemos, no son pocas las personas que lo padecen en el Mundo y, por lo consiguiente, en México y en Veracruz.
Los pacientes del TEA tienen una manera diferente de interpretar las palabras, formas, colores y sonidos del mundo que los rodea. Aprenden de manera distinta y presentan patrones atípicos de actividad y comportamiento, con dificultad para pasar de una actividad a otra, atención a los detalles y reacción extraña a las sensaciones.
Las personas con Autismo no manifiestan algún rasgo físico que lo distinga en su comportamiento.
Al convertirse en adolescentes y adultos jóvenes, pueden tener dificultades para formar y mantener amistades.
En algunos casos, pueden presentar afecciones como ansiedad, depresión o trastorno por déficit de atención. o hiperactividad.
Las capacidades de un autista pueden evolucionar con el tiempo y vivir de manera independiente, mientras que otras deben necesitar apoyo en su vida diaria. Afortunadamente, las técnicas modernas de educación para su incorporación a la sociedad marchan apresuradamente.
Según la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), uno de cada cien niños tiene Autismo.
Otros estudios registran cifras notablemente mayores.
En México se estima que alrededor de 6 mil doscientas personas nacen al año con Autismo.
Estamos, pues, ante un gran problema social que debe atenderse.
A lo largo de sus conmemoraciones desde 2007 que se instituyó, el Trastorno del Espectro Autista ha tenido varios lemas.
El de este año: «somos infinitos». Busca concientizar que cada persona con Autismo es única y tiene sus propias necesidades, capacidades e intereses.
El lema del 2024 fue «Autismo cerca de ti», que buscaba generar un cambio de actitud de la ciudadanía hacia las personas con Autismo.
En el 2020-2021, el lema fue: «puedo aprender, puedo trabajar». Buscaba concientizar sobre el derecho de las personas con Autismo a acceder a una educación y a un empleo con calidad, porque el avance de los estudios es altamente significativo en cuanto a la posible incorporación de quien lo padece a un esquema productivo, digno y cotidiano.
En el 2019, el lema fue: «una nueva dinámica para el Autismo», demostración palpable del desarrollo de sus estudios.
Ustedes se preguntarán el por qué escribo sobre esto.
Porque los estudios sobre el Autismo han avanzado mucho en todo el Mundo, como ya lo he dicho líneas arriba.
¿Y saben qué?
Xalapa no es la excepción.
Desde hace 15 años, el Instituto de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana, ha desarrollado un enorme esfuerzo en torno a los estudios acerca del TEA: acerca del Trastorno del Espectro Autista, con excelentes resultados.
Además de trabajar con especímenes animales en un principio, ahora ya lo están haciendo con seres humanos, en niños y jóvenes detectados en la capital de Veracruz que lo padecen.
Y no solo eso; se coordinan con otro Instituto de investigaciones en Xalapa que se especializa en el uso de nuevas tecnologías que se han vuelto un fuerte aliado para el tratamiento del TEA en niños y jóvenes, porque se ha observado que tienen habilidades en su manejo que pueden ser factores importantes para su incorporación a la sociedad.
Hasta hace poco tiempo, el director del Instituto de Investigaciones Cerebrales, que lo había encabezado desde su fundación, ha dejado de serlo para buscar la Rectoría de la Universidad Veracruzana, la misma que el próximo primero de septiembre habrá de amanecer con nuevo rector.
Me refiero al Doctor Jorge Manzo Denes, doctor y especialista en investigaciones cerebrales, miembro destacado del Sistema Nacional de Investigadores, académico notable y formador de científicos en investigaciones cerebrales que ahora trabajan en el Instituto por el impulsado, así como en otras instituciones del país y en el extranjero.
El Doctor Jorge Manzo Denes, con quince años de búsqueda intensa para beneficiar a muchos niños y jóvenes veracruzanos que padecen el Trastorno del Espectro Autista, ahora se alista para ser Rector de la Universidad Veracruzana con una preocupación fundamental, además de dignificar a la docencia, a la investigación y a la difusión de la cultura: Manzo Denes habrá de trabajar, intensamente, para aumentar la matrícula de acceso a las licenciaturas que la Casa de estudios superiores más importante del sureste ofrece, descentralizadas en todo el Estado, para fortuna nuestra.
¡Viva la Universidad Veracruzana!
¡Viva Veracruz!