La Presidente Claudia enfrenta una escenario harto complejo: las finanzas públicas al borde del colapso, la latente amenaza de recesión o de crecimiento pírrico, las presiones del exterior, principalmente de Estados Unidos de América, esta vez trascendiendo la arena política y afectando directamente al bolsillo de millones de familias mexicana, la desaforada violencia que no cesa, a pesar de la clara manipulación de las cifras de homicidios y secuestros, la percepción social no tiene precedente en cuanto a la sensación de inseguridad; los homicidios de los colaboradores de Brugada confirmaron lo que ya sabemos: en este contexto nadie está a salvo.

Ni los gobernadores, ni la gran mayoría de su gabinete y mucho menos diputados federales ni senadores le deben lealtad a Claudia, un poco de respeto, sí, pero no más. Guste o no, la lealtad está en Palenque y en todo caso, las decisiones parecieran pasar por el filtro del heredero. Esta Legislatura ha llegado al extremo impensable de congelar iniciativas de ley prioritarias para Sheimbaum, lo que no ocurría ni cuando la oposición a los presidentes era mayoría en las cámaras.

Pero no es lo peor: los mandos castrenses están realmente incómodos con la intención de quitarles funciones de las áreas de inteligencia e investigación, entre otras.

El momento menos oportuno para que una organización radical provoque una y otra vez a las autoridades, para que se desaten actos de violencia. Hoy, la Presidente comparó a la CNTE con los «conservadores» porque se empeñan «en boicotear» las elecciones del domingo. Hoy, la provocación sigue en Palacio Nacional, pero ahora también en las oficinas del INE, después de causar daños imperdonables a cientos de miles de trabajadores que no han podido llegar a sus centros de trabajo. Por cierto, estamos en periodo escolar, ¿Quién atiende y cómo a las víctimas de estos gorilas disfrazados de docentes? Hay quienes opinan que es mejor que no les den clases.

A AMLO parece no convenirle que su simulación comicial y el proceso de destrucción de la República sufran un revés, es cierto, pero a quién si no a él mismo le conviene una presidente sin capacidad de maniobra, sin poder efectivo, que carece de la popularidad y el liderazgo de su antecesor. Estos tiempos recuerdan las perversidades siniestras de Luis Echeverría Álvarez, el verdadero alter ego, el inspirador, el desafortunado modelo…

Mientras nosotros, los mexicanos de a pie, seguimos siendo espectadores secuestrados por la turbamulta mafiosa que sin empacho, sin vergüenza y con menos progenitora aún, se apoderan de todo, envenenan todo, dividen, siembran encono y pelean el botín con uñas y dientes.