En la década finisecular (última del siglo XX) en nuestro país surgió un fenómeno político conocido entonces como “transfuguismo”, que consistía en el traslado de un militante priista hacia otras siglas partidistas, particularmente con dirección al PRD y en menor numero al PAN; se trataba de actores políticos priistas, insatisfechos porque su partido no les concedía la postulación a un cargo de elección popular, y sintiéndose con convocatoria ciudadana emigraron otras siglas donde encontraron cobijo en una relación de toma y daca porque el personaje obtenía la candidatura deseada y el partido receptor adquiría capacidad competitiva. Por ese método de la real politik, desangrando al PRI, enriquecieron la fuerza opositora del PRD y otros partidos, Ricardo Monreal, de Zacatecas, Alfonso Sánchez Anaya, de Tlaxcala, Arturo Núñez y Adán Augusto López en Tabasco, Jaime Rodríguez, de Nuevo León; Gabino Cue, de Oaxaca, son algunos de esos casos. Es larga la lista de políticos mexicanos nacidos a la vida pública en un partido que han decidido incursionar en las filas de otro, u otros partidos, para seguir vigentes. En la historia de las teorías políticas se plantea la visión contrastante entre Platón y Maquiavelo relativa a este tema, porque mientras el primero adelanta consideraciones éticas para la práctica política, el florentino antepone el abono de las circunstancias. Idealista, uno, pragmático el otro; Platón privilegia el deber ser, mientras Maquiavelo se atiene al imperio de los hechos y la realidad.
No se pretende justificar el “chapulineo” ni el “trapecismo” político (uno es el cambio de camiseta, el otro se refiere a ocupar un cargo e inmediatamente aprovechar para saltar a otro), pero de esa metodología está conformada la vida política en este país donde la transfusión de sangre de un partido a otro es ya costumbrismo político. A ese fenómeno no escapa MORENA, que al igual que si bien se integró con fuerte suministro perredista, se ha nutrido con políticos provenientes del PAN, del PRI, de Movimiento Ciudadano, del Pt y del Verde, sin importar restarle méritos a su axioma político: “no somos iguales”, cada vez más en desuso. La más reciente adquisición de MORENA es la anunciada por quien realmente ejecuta las ordenes en ese partido, Andrés López Beltrán: la afiliación de Enrique Benítez, “le entregué su afiliación como miembro de nuestro partido. Le doy la bienvenida a nuestro partido y agradezco su intención de ayudar aquí en Durango”. Pero, análogamente a lo ocurrido con las incorporaciones de Miguel Ángel Yunes Márquez, de Veracruz, y de Alejandro Murat, de Oaxaca, donde la gobernadora Rocío Nahle y el gobernador Salomón Jara, respectivamente se inconformaron, la senadora de Durango, Margarita Valdez, manifestó inconformidad: “Por medio del presente, expreso mi firme y categórica desaprobación respecto a la reciente afiliación del ciudadano Luis Enrique Benítez Ojeda al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)”. No se requiere don adivinatorio para saber lo que a continuación sucederá con esas incorporaciones “enriquecedoras”, porque “lo caído, caído”, no se admiten reclamos ni hay devolución. ¿Nueva forma de hacer política? Salvo posible equivocación, usted ¿qué opina?