Don José Ortega y Gasset, un clásico

De don José Ortega y Gasset lo más difundido en círculos del café es su frase “soy yo y mis circunstancias”, en su filosofía de la vida el centro lo ocupa la visión individualista, particular de cada uno, respecto del conjunto social, lo llamó perspectivismo. Pero, para no incursionar en presunciones académicas, para lectura de sábado de gloria, aquí insertamos una breve narrativa acerca de la opinión de este gran filosofo español respecto al...
sábado, abril 19, 2025
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Otra catástrofe. ¿De veras quieren destruir a México?

Sorprende muchísimo que la presidente Sheimbaum reconozca un error, en la misma tesitura que su mentor y jefe político, ya que ambos no se equivocan y son dueños de la verdad. Por eso se encendieron las alarmas cuando la doctora aceptó que su gobierno compró medicamentos con un sobreprecio de 13 mil millones de pesos. A estos nuevos ladronazos no se les procesó, no se les detuvo. Sólo "se les removió". Los de cuarta creen que estamos acostumbrados, que las cifras pierden importancia y que ellos son inmunes, hagan...

Cómo han pasado los años

Lo último

Hace unos días el Papa Francisco acordó la participación de mujeres en celebración de la eucaristía, decisión que rompe con siglos de prohibición en una institución ciertamente muy conservadora; pero las circunstancias obligan a ajustarse a la realidad de los actuales tiempos. Ha variado sus reglas la Iglesia católica, sin duda; las nuevas generaciones no vivieron la realidad de los inicios de la segunda mitad del siglo XX, acerca de la prohibición a las mujeres de entrar a los templos sin velo o un trapo en la cabeza, ni en chanclas, ni de short o pantalón. Aunque esas generaciones tampoco vivieron lo que Ignacio Manuel Altamirano, un novelista mexicano de gran fama en la segunda mitad del siglo XIX, relata en sus narrativas costumbristas: en Semana Santa: los soldados no llevaban armas, los carruajes no circulaban, los tribunales se “cerraban en odio a la justicia de Poncio Pilatos; el canto se prohibía como cosa pecaminosa, las cantinas y pulquerías se cerraban… (no así) los cafés y la botillerías, porque aunque tabernas eran para gente decente… no podía decirse ninguna mala palabra, no podía silbarse, no se comía carne, no se corría. Con excepción de esto, podía hacerse todo lo demás, que no es poco decir”. Ni más ni menos.    

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