Sin un Plan Nacional que conozcamos a detalle los mexicanos, sin un calendario actualizado y público para los distintos grupos de población y, lo más importante, sin vacunas suficientes y con apenas 870 mil dosis que se recibieron como una “donación” del gobierno de la India —apenas el 6% de las que se necesitan para 15 millones de adultos mayores en el país— la administración del presidente López Obrador arranca hoy la campaña de vacunación contra el Covid-19.
Con más voluntarismo y premura, que con una estrategia clara y socializada sobre cómo y cuándo se administrarán las dosis, las primeras vacunas se aplicarán en 330 municipios de toda la República que, según el Presidente, han sido ubicados como las zonas de mayor marginación social. Sin dar a conocer la lista detallada, el mandatario aseguró que incluye a los 32 estados del país, entre los que se repartirán las 870 mil dosis de la vacuna AstraZeneca, para asegurar que a los adultos mayores de esas zonas más apartadas les lleguen las dos dosis del fármaco.
De lo que poco que se informó ayer, la Ciudad de México será de las primeras en comenzar a vacunar a partir de hoy a las 9 am en las alcaldías Milpa Alta, Cuajimalpa y Magdalena Contreras, según anunció anoche la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. El Presidente, por su parte, comentó desde Oaxaca, que también están incluidas en el arranque de este lunes regiones como la Cañada Oaxaqueña y la Mixteca en Puebla.
Un buen ejemplo del arranque voluntarista y desordenado de la vacunación contra el Covid es que el mismo Presidente dijo ayer que, según sus cálculos, para mediados de abril “ya tendríamos cubierto el país y vacunados, cuando menos con la primera dosis que ya es bastante una protección, a 15 millones 717 mil 170 adultos mayores”.
Es decir, que mientras ni la Secretaría de Salud ni el subsecretario López-Gatell han dado a conocer el nuevo calendario de vacunación por grupos de edad, modificado a raíz de la falta de vacunas, el Presidente ya confirma que el plazo original que habían dado para los adultos mayores, que debían estar vacunados para mediados de marzo, ahora se traslada a mediados de abril y apenas con una dosis.
Declarar el arranque de un “Plan Nacional de Vacunación” con una cantidad de vacunas que no alcanza ni al 1% de la población total del país, por más que no deja de ser una buena noticia, es otra más de esas acciones políticas y mediáticas que han caracterizado a la administración de López Obrador en el manejo de esta pandemia. Decir que se va a vacunar primero a las comunidades más marginadas, que en muchos casos son también las que menos casos tienen de Covid, es un acto más de propaganda que de efectividad y estrategia.
En medio de todo ese desorden, propaganda gubernamental e incertidumbre, la buena noticia es que ya empezaron a vacunar a los adultos mayores en la República, aunque apenas sea 6% del total de ellos, la no tan buena que aún no sabemos a ciencia cierta cuándo tendremos las 30 millones de dosis que se requieren para vacunar a todos los mayores de 60 años en este país. Y la mala que, con anuncios como este arranque de vacunación, con información incompleta y más por decisiones personales del Presidente que por una estrategia puntual y efectiva, seguimos en un manejo de la vacunación tan politizado, incierto e irresponsable, como el que hemos tenido hasta ahora con la pandemia y cuyos resultados, contados en cifras de muertos y contagiados, hoy están a la vista de todos.