Si la alianza entre el PAN, PRI y el PRD se hubiera considerado imposible en otros tiempos y circunstancias, la integrada por Morena y el PT, su adlátere ideológico, con el Partido Verde Ecologista, trae a mente la imagen de un bodrio político compuesto por partidos que postulan un cambio supuestamente para mejorar, con un membrete comercializado al servicio de la mejor oferta política: sirvió al PAN en 2000 y al PRI en 2012, solo para cambiar de casaca en 2018 a conveniencia de las circunstancias. Morena es un movimiento oposicionista con núcleo del perredismo integrado por fuerzas marginadas y de muy disímbolo pensamiento, pero su ayuntamiento con el Verde le acarrea más perjuicios que ganancias, si se analiza a partir de quienes manejan esa franquicia. Morena es PRD redivivo, al cual desangró, es partido del gobierno cuyo eje gira en torno al liderazgo único del presidente López Obrador, al que sirve como brazo electoral, al igual que ocurrió con el PRI en sus tiempos de instrumento de operación política de gobiernos nacidos desde su interior. ¿Cuánto tiempo seguirá el Verde como sanguijuela de Morena? Hasta que deje de servirle de esquirol electoral, Morena lo deseche o deje de estar en el poder, o finalmente desaparezca porque todo por servir acaba.