Por los resultados obtenidos en base a la observación, la experiencia y por supuesto a la lógica, no puede descartarse el teorema -está más que comprobado- de que los extraterrestres que llegaron a esta Tierra seguramente por accidente; ya que de haber sido el viaje premeditado habrían regresado…
Deben de haber sido más o menos como los invasores españoles cuando llegaron a América, es decir, una bola de delincuentes sacados de unas mazmorras interplanetarias…
Pues la fusión de los pueblos americanos con los ibéricos que llegaron, por llamarlo de alguna manera y no hablar de genocidios religiosos, no ha resultado muy buena que digamos; ya que…
“En términos generales, los hombres son ingratos, volubles, hipócritas, cobardes ante el peligro y codiciosos”. Cuando menos es lo que decía Nicolás Maquiavelo (1469 – 1527) autor de “El Príncipe”…
Todo un tratado de ciencia política, indispensable en las bibliotecas de los que se dedican al oficio; aunque nunca lo hayan leído -como suele suceder-. Pero a la definición del ilustre diplomático italiano le podemos agregar que el hombre es terriblemente mentiroso…
Lo que me lleva a recordar a Francisco, VI señor de La Roché, más conocido como La Rochefoucauld (1613 – 1680) “Los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad, si no se engañaran los unos a los otros”….
Y la más grande mentira que le han contado a la humanidad entera, es que existen Dios y Satanás. Con diferentes nombres acorde a las civilizaciones; pero la constante es que uno es bueno y el otro malo. El cielo y el infierno…
Y con ese cuento, surgido por primera vez en los libros del Avesta- Aura Mazda y Ahrimán, el ángel que se volvió malo por sangrón, han manipulado a los hombres asustándolos con el petate del muerto…
Cuando “El bien y el mal no existen; solo existe la salud y la enfermedad”. Pitágoras (569 – 475)
El cielo y el infierno están aquí. Quienes han perdido la salud saben muy bien lo que es el infierno. Y asimismo que la mayor riqueza que existe es la salud. Pero regresemos con lo que estábamos…
A ojos vistas, el resultado de la unión de los “ángeles” con las neandertalas, las cromagnonas, las erectas, las australopitecas y demás -para que no se enojen las feministas- ha resultado en lo que somos…
Y eso de ángeles bajados del cielo -en todas las religiones aparece un extraterrestre que se disfraza de algo para seducir a una mortal; y luego preguntan de dónde nos viene lo tramposos-. Pero ¿entonces así somos; no hay remedio; nos hicieron mal?…
Pues sí; sí lo hay. El mismo Pitágoras determinó que “Todos somos el resultado de lo que hemos comido”…
Y si no es natural el estar todo el día peleando; ya no por comida, sino por ambición. La lógica indica que algo que hemos comido nos ha enfermado y por eso actuamos así…
Prometeo fue expulsado del Olimpo por haberle regalado el fuego a los hombres y con él cocinaron lo que no podían comer crudo. Y en la Biblia dice que fuimos expulsados del Paraíso por haber comido lo que no debíamos. “Del fruto prohibido”…
Los males, como la diabetes, los renales, la arteriosclerosis, el cáncer y en general todas las enfermedades metabólicas, se presentan por comer lo que no debemos de comer…
Lo diga quien lo diga, los hombres no somos animales omnívoros; somos esencialmente frugívoros. Las frutas son los mejores alimentos y las mejores medicinas…
“Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”. Hipócrates (460 – 370) pero independientemente de eso, La Madre Naturaleza nos pone los ejemplos…
Solo hay que ver lo que comen los animales pacíficos y lo que comen los violentos. Luego entonces, solo hay que comer lo que comen los pacíficos y no comer lo que comen los otros…
Que curiosamente es lo mismo que sucede con el virus de marras que trae a todos de cabeza, solo hay que comer lo mismo que los que no se han enfermado y no se necesitarán ni medicinas ni vacunas. ¡Toda una ciencia!
Ya de salida…
Dice Don Sata, que siempre tiene buenas ideas, que a efecto de que la revacunación para los adultos mayores sea expedita y no les hagan pasar los vía crusis de hace unos días…
Deberían de poner los centros sanitarios de vacunación en todas las gasolineras. Las que tuvieran aire y agua ¡claro! ¡Brillante!
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.