Penoso es comentarlo, lamentable aceptarlo, pero nuestra realidad mexicana no permite otra visión cuando se nos enfoca desde fuera, pues mostramos lacras estadísticamente comprobables: “México ya lleva dos años como epicentro mundial de la violencia homicida”, informa el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, esa es una realidad incuestionable, pero, ¿Qué nos ven? El número de decesos por la pandemia nos coloca en tercer lugar mundial en el concierto de naciones, el primero en defunciones del personal sanitario, figuramos entre los primeros en número de carteles de la droga y por si fuera poco la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) coloca a México como uno de los países en donde los comunicadores enfrentan situaciones “mortíferas” por el desempeño de su trabajo, circunstancia que sitúa a México en el lugar 143 de 180 países. Esa organización, RSF, enfatiza la actitud del gobierno hacia quienes difunden noticias que no le agradan, a la vez de señalar la complicidad entre políticos coludidos con el crimen organizado. Prueba esos dichos con el elevado número de periodistas asesinados en criminal impunidad, y ni modo de negarlo.