Opiniones y Comentarios
Julio Ricardo Blanchet Cruz
No bien acaban de pasar las elecciones, pues en muchos lados ni siquiera sabemos quienes fueron los claros ganadores; habrá impugnaciones por todos lados. Excepto honrosos casos en donde el candidato se llevó de calle la elección. Como en este mismo espacio se supuso que sucedería; y sucedió. Pero ya todo el mundo está pensando en 2024…
Y lo mejor del caso es que todos se dicen ganadores. Unos porque ya tienen muchas gubernaturas y los otros porque le pegaron muy fuerte en donde más le dolió. Por lo que de inmediato el aludido salió a apoyar a su consentida para contrarrestar la campaña sucia que hay en contra de su proyecto…
Lo que da a entender que ninguno de los dos, ni el Presidente, ni la Jefa de Gobierno, han madurado como personas. Pues quien responsabiliza a los demás de sus fracasos, cuando absolutamente todo lo que le sucede a cualquier ser humano, es única y exclusivamente su responsabilidad…
Porque finalmente; si los responsables son los demás, necesariamente se tiene que esperar a que ellos cambien; y eso sí que está difícil. Cuando el primero que tiene que cambiar, es uno mismo…
Y curiosamente, si es un hecho incontroversial que todos somos el resultado de lo que hemos comido; luego entonces, se puede concluir en que la única forma de ser de otra manera ¡es comer de otra manera!…
Y eso es algo que tendrán que tomar muy en cuenta los gobernantes de todo el mundo, si es que quieren acabar con las enfermedades que tanto agobian social y económicamente a los Estados…
Pero sobre todo por la inconsciencia y el salvajismo del que la especie humana está siendo presa; capaz de cometer las más ruines y viles acciones en contra de la vida misma…
Como los chinos -aunque no son los únicos, los japoneses y muchos más en medio mundo- que habiendo padecido una terrible hambruna que en tres años costó más vidas que el coronavirus, pues fallecieron como 50 millones de personas de hambre…
Aprendieron a comer de todo, o mejor dicho, todo. Desde cucarachas, alacranes y tarántulas, hasta abejas, penes de animales, embriones de aves, etc. Lo que los ha convertido en seres despiadados, llegando al punto de sadismo…
Hace poco se dio a conocer que en una “granja” de osos, principalmente asiáticos, pero también había pardos. Los enjaulaban desde pequeños para extraerles la bilis; que según esto se utiliza en la medicina oriental…
Muchos de ellos ya no podían sacarlos de las jaulas donde los retenían, pues habían crecido tanto que hubo que romper los barrotes para que pudieran liberarlos. Los animales son podían ponerse en cuatro patas y ni siquiera voltearse por lo reducido de las jaulas; y algunos así crecieron deformados por las condiciones…
De los ¡20,000 osos! que se encontraron en varias granjas, solo 101 pudieron salvarse; los demás ya no podían seguir viviendo. Tenían marcados en todo su cuerpo los barrotes de las jaulas…
Es aterrador solo pensar en ello; pero ir a un mercado en China, es ver con crudeza el desprecio que tienen por la vida. Tener un jefe oriental no es precisamente haberse sacado la lotería…
Pero qué más puede decirse de una especie enferma, cuando en la antigüedad fueron capaces de aplicar ejecuciones solo ideadas por mentes perversas, mentes trastocadas. Como el toro de bronce…
Al que en su interior -como el legendario Caballo de Troya- metían al sentenciado y le prendía fuego desde afuera hasta que el bronce se ponía al rojo vivo y el reo dejaba de gritar. O como los empalamientos, tan frecuentes durante el $anto Oficio…
Prueba inequívoca de que fuimos corridos del paraíso por comer lo que no debíamos; y de que los enfermos piensan como enfermos.
Ya de salida…
Como que Hipólito debería, al menos por cortesía, pedirle su opinión a Ricardo Ahued, antes de hacer más burradas. Ya nada más falta que mande pintar los hoyos. O como los parquímetros que quiere poner. A menos que se piense que ya de salida está haciendo negocios.
No puede faltar…
Los ciudadanos no podemos estar felices, felices, felices, como el señor Presidente dice estarlo; pues aunque digan que las cosas salieron bien, lo cierto es que ahora estamos peor; pues resultó que el fiel de la balanza quedó en manos del Verde. Se saltó del sartén a las brazas.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.