Fue en el gobierno antecesor al actual cuando se encarpetó de nueva cuenta el “boulevard” Xalapa-Coatepec, y recién puesto en servicio dio comienzo una interminable serie de accidentes automovilísticos en un tramo específicamente localizado, con la consiguiente pérdida de bienes materiales y el colateral impacto anímico y económico en las personas involucradas; pese a la recurrencia de los accidentes y la importancia de dicha carretera, ni en aquel gobierno ni en el actual se ha puesto remedio a un problema técnicamente posible de resolver. Ayer, como cada vez que llueve, se escenificaron nuevamente varios accidentes, afortunadamente no hubo pérdida de vidas humanas, pero dio la ocasión a un boletín emitido por la oficina de Tránsito estatal en el cual se recomienda tomar las debidas precauciones, nada más; por su parte, la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública colocó topes para controlar la velocidad de los autos en ese lugar ¿Qué poderosa razón podría interferir para no resolver definitivamente este asunto de relativamente fácil solución? Es inaudito el caso, si no ocurriera en nuestra vecindad difícilmente le concederíamos crédito. De tan absurdo que parece ni Ripley lo creería ¿Hasta cuándo?