miércoles, diciembre 18, 2024

En México, el discurso del gobernante tiene poco crédito

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No es noticia nueva señalar el profundo descrédito que permea en el discurso de los gobernantes, tan devaluada está la palabra del político en general que cuando hablan de sus logros pocos ponen atención, pero el colectivo ciudadano lo ignora, aunque ciertamente algunos lo dan por bueno; pero rascando en la superficie de la realidad es posible descubrir subrayados contrastes entre lo que se dice y se hace. Por ejemplo, cuando el presidente López Obrador expresa: “México ya cambió”, la realidad no refleja señales de una variación sustantiva de 2018 a la fecha. Pero, ya estamos acostumbrados en México al discurso inmoderado y apologético de quienes gobiernan para explicar o justificar sus acciones. Sobre ese tema, nosotros en Veracruz tenemos experiencias muy lamentables. La narrativa a continuación data de cuando el gobierno de Duarte de Ochoa navegaba ya hacia su ocaso político y desde lejos se vislumbraban signos de su de cadencia moral. El 17 de agosto de 2015, haciendo alusión a los beneficios obtenidos gracias a la deuda recientemente contratada, expresó: “En Veracruz se goza de una economía dinámica, éste, es un estado socialmente más justo y económicamente eficaz… «Para eso se contrata la deuda. Sería irresponsable no hacerlo, es en favor de nuestra gente. Veracruz se moderniza como nunca, hoy Veracruz ya cambió». Entonces refirió que sus críticos “lo único que demuestran es su desconocimiento en la materia o su interés en un posicionamiento político a costa de desprestigiar a las instituciones del Estado”, ya en alguna parte hemos escuchado eso. En su quinto informe de gobierno, el 15 de noviembre de 2015, en presencia del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, representante del presidente Enrique Peña Nieto, y de Joaquín Ernesto, secretario técnico del Consejo Político Nacional del PRI, y los gobernadores de Chiapas, Manuel Velasco; de Puebla, Rafael Moreno Valle, de Yucatán, Rolando Rodrigo Zapata Bello y el de Quintana Roo, Roberto Borge, (en ese evento los senadores José Francisco y Héctor Yunes, se ausentaron porque el primero se solidarizó con su par en el senado ante una desatención de los organizadores). Fue un discurso pleno de panegíricos a su gobierno, la apología se centró en “el cambio” que supuestamente había experimentado Veracruz pues “ante la adversidad que marcaba a un país, cuya dirección había quedado corta se decidió encabezar los cambios, antes de que los cambios nos dejaran atrás… Hoy Veracruz es fuerte moderno, dinámico, hoy Veracruz ya cambió”. Para Duarte había obras, modernización, dinámico acontecer en la entidad, según expresaba con lírico acento. “Veracruz cambió porque decidimos hacer frente a la diversidad con una economía que genera ingresos y abre oportunidades a quienes desean emprender un negocio… Veracruz cambió porque se preparó para recibir los beneficios de una industria energética… Veracruz cambió porque le ha apostado a sus vías de comunicación para alcanzar un crecimiento justo y equilibrado… Cambió porque consolidaron a Veracruz como un eje estratégico que une al norte con el sur del país y es la puerta de entrada y diversificación de sus productos al mundo… Hoy existe una infraestructura moderna que gozan las familias veracruzanas y quienes vienen de visita, hay centros comerciales, negocios, hoteles, empresas de clase mundial, infraestructura social, centros deportivos y de esparcimiento son una constante a lo largo de todo el estado, caminos seguros y de alta especificación que hasta hace poco se podían contar con las manos ahora se extienden a lo largo de la geografía veracruzana”. Sin duda, en utopía cualquiera teje lonas, pero en la realidad se nos dice que, en verdad, nada ha cambiado.

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