Agencias/Sociedad 3.0
Esta planta de los dioses es mencionada en la biblia en el libro del Génesis, la que desde la antigüedad y en diversas culturas se le atribuyeron propiedades curativas narcóticas y afrodisíacas.
La mandrágora es una planta herbácea de raíces gruesas, frecuentemente bifurcadas una o varias veces, que pueden asemejar la forma del cuerpo humano.
El género Mandragora, pertenece a la familia Solanaceae y cuenta con tres especies nativas de la cuenca Mediterránea y Asia Central, de las cuales la más conocida es Mandragora officinarum.
La mandrágora probablemente sea la planta “mágica” más famosa en Europa, tanto por sus propiedades medicinales y psicoactivas, como por los mitos y leyendas que se le han asociado a lo largo de los siglos.
Aunque inicialmente se utilizó como amuleto para dar buena suerte, como afrodisíaco y para tratar la infertilidad, su uso más relevante a partir del siglo I fue como sedante y anestésico en procedimientos quirúrgicos. Plinio daba a sus pacientes un trozo de raíz para masticar antes de las operaciones y Dioscórides utilizaba un vino de mandrágora como anestesia, como somnífero y para calmar el dolor.
Tras la caída del imperio Romano, los árabes profundizaron en el conocimiento de la medicina desarrollando la “spongia somnifera”, una esponja que se empapaba con jugo de mandrágora y otras plantas como adormidera o belladona. Posteriormente se introducía o acercaba a la nariz de los pacientes que quedaban adormecidos, siendo esta la forma de anestesia más utilizada en Europa hasta el descubrimiento del éter.
Durante siglos estuvo asociada a la magia, la brujería y lo sobrenatural, formando parte de los ungüentos que las brujas utilizaban para “volar” en el medievo. Se creía que la planta al ser arrancada gritaba, causando la muerte a quien la oyera, por lo que su recolección se llevaba a cabo siguiendo elaborados ritos. Uno de los más famosos requería la ayuda de un perro hambriento al que se ataba a la planta durante varios días. El animal, al querer alcanzar la comida que se le ofrecía, tiraba de la planta arrancándola y, según las creencias, muriendo poco después.
Esta peculiar planta se popularizo mucho a raíz de las películas de la saga de Harry Potter, en las cuales, los alumnos de magia y hechicería cursaban la materia de Herbología.
En las películas cuando era desenterrada, la raíz gritaba fuertemente. El grito de una mandrágora madura mataría a cualquier persona que la oyera, pero los gritos de una mandrágora joven normalmente sólo dejarían inconsciente a una persona durante varias horas.
Cuando los estudiantes de Hogwarts estudiaron mandrágoras en la clase de Herbología, la profesora Pomona Sprout hizo que sus alumnos usaran orejeras para proteger sus oídos de los gritos de la mandrágora.
La mandrágora debe sus propiedades a la presencia en su raíz de alcaloides altamente venenosos entre los que se encuentran la escopolamina, la atropina, la mandragorina o la hiosciamina. Estos alcaloides, también presentes en otras especies de solanáceas, pueden producir alucinaciones y delirios, convulsiones e incluso la muerte.