Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Nadie sabe bien a bien cómo surgió la idea, pero una versión más o menos apegada a la realidad cuenta que el domingo 18 de agosto del 2019, el gobernador Cuitláhuac García se levantó con ganas de comer carnitas en Banderilla y para no ir solo, invitó al titular de Finanzas, José Luis Lima Franco y al de Obras Públicas, Elio Hernández Gutiérrez.
La versión asegura que al atravesar la vía del tren a Cuitláhuac le vino una inspiración y le dijo a su chofer: “párate, párate, párate”. Se bajó de la camioneta y ordenó que lo grabaran con sus acompañantes.
Y ahí, en medio de la vía, anunció que su gobierno haría un Tren Ligero. “Muy temprano este domingo, iniciamos un recorrido por la vía del tren que comunica a Rafael Lucio, Xalapa, Banderilla y Coatepec, aquí va a estar el proyecto del Tren Ligero que va a dar movilidad a la población, estamos desde muy temprano haciendo este recorrido”.
Si fue cierta o no la versión de las carnitas eso es irrelevante. Lo sustantivo fue que ese día el gobernador anunció un Tren Ligero que conectaría a esos cuatro municipios y sería además un atractivo turístico.
Aunque sus cercanos afirman que lo sorprendente no fue el anuncio, sino que temerario como es, Cuitláhuac no le pidió permiso al presidente, pero a pesar de eso López Obrador le siguió la corriente.
Sólo que así como le vino la inspiración así se le fue y no se volvió a acordar del asunto.
Casi dos años después (en junio del 2021), el presidente López Obrador retomó el tema y dijo que la obra se llevaría a cabo siempre y cuando se concluyera antes de terminar su administración. “Si tenemos el proyecto este año, se licita este año y lo hacemos en dos. Pero ya en el 2024 no, pues no queremos tener obras en proceso. No queremos hacer lo mismo que se hacía antes de dejar obras tiradas, inconclusas”.
En octubre de ese año le volvieron a preguntar y su contestación fue un “no” disfrazado: “Vamos a esperar, es que no queremos iniciar nada que no se vaya a terminar… No tenemos el proyecto ejecutivo, nos va a llevar un tiempo, estamos viendo esto con Cuitláhuac para ver si podemos tener el proyecto y que podamos hacer el tren”.
Pero ni proyecto ni nada.
Después de que habló Andrés Manuel, Cuitláhuac casi le extendió el certificado de defunción al tren al admitir que sería “muy difícil” su realización por falta de presupuesto.
Explicó que para llevar a cabo una inversión de aproximadamente 3 mil 500 millones de pesos, se necesitaría la participación del gobierno federal, del estatal y de los gobiernos municipales: “Es algo que tenemos que analizar porque falta lo principal que es el recurso económico”.
Y el tema del Tren Ligero quedó en el limbo por cinco meses hasta que ayer martes en la mañanera, una vez más le volvieron a preguntar al presidente y dijo que sí, pero no.
Este fue el sí: “Estamos en eso, todavía no se cancela esta posibilidad y estamos en tiempo, ya tenemos que resolver en abril sobre este asunto”. Y este fue el no: “Ya no podemos comprometernos a proyectos grandes porque no nos va a alcanzar el tiempo y eso depende también de lo que pase el 10 de abril”.
Como bien sabes lector, el 10 de abril es la consulta sobre la revocación de mandato y sea cual sea el resultado no habrá Tren Ligero. Si López Obrador gana la revocación no habrá necesidad de seguir con ese cuento. Y en el hipotético caso de que pierda, menos. ¿Qué iracundo perdedor querrá hacer un tren?
Además, un proyecto de esas dimensiones no costará 3 mil 500 millones de pesos, sino arribita de los 7 mil millones y literal, no hay dinero.
Entonces, ¿ni Cuitláhuac ni Andrés Manuel hablaban en serio? En efecto. Lo más seguro es que el Tren Ligero forme parte de un plan con maña para que los xalapeños en particular y los veracruzanos en general, salgan a votar el día de la consulta. Porque si te das cuenta lector, ni le han dicho totalmente que sí al proyecto, pero tampoco le han dicho totalmente que no.
De que urge una obra de ese tamaño para Xalapa y municipios circundantes vaya que urge, pero lo cierto es que nunca ha estado en el radar de este par de señores.
¿Nos engañaron como a niños? La verdad es que sí, pero no seamos tan duros con ellos; engañar forma parte de su naturaleza. Y eso ya deberíamos saberlo.