A dos días de realizarse la consulta sobre una supuesta “revocación de mandato” las expectativas rondan, más en torno al número de ciudadanos que asistirá a las urnas que al resultado, pues es de esperarse que ésta será una votación masivamente a favor al sentido de quienes promueven la realización de esta figura de la democracia directa. “Lo óptimo serían 15 millones, lo moderado 10 y lo extraordinario arriba de 20, sería un exitazo, pero yo estimo que entre 15 y 18 millones será la votación”, dice Ricardo Monreal, el senador de Morena que aspira a la candidatura de su partido a la presidencia de México. Ese es el tema relevante de este proceso, medir la capacidad de movilización del Movimiento a través del partido, Morena, y de los mecanismos al alcance para concretarlo. Los números reflejarán si en las cuatro entidades que concentran más de la tercera parte del padrón electoral en el país- Estado de México, CDMX, Jalisco y Veracruz- funcionan eficientemente los instrumentos para movilizar a votantes y/o en caso contrario o de duda proceder a remociones o perfeccionarlos. Servirá también para detectar dónde se requiere de mayor atención para aumentar la capacidad clientelar. Este ensayo servirá también para “medirles el agua a los camotes”, pues con la información que resulte se podrán diseñar diagnósticos para inmediatos procesos electorales, incluido el Estado de México, la joya de la corona que estará en juego en 2023. Porque esperar una votación siquiera cercana a los 37.3 millones es utópico y obviamente el resultado no será vinculatorio. También, por supuesto, servirá para nutrir aún más la metralla contra el INE, esa institución baluarte de nuestra democracia puesta en grave predicamento en los tiempos que corren. Empero, de algo debemos estar seguros: nada cambiará sustantivamente en México, porque el lunes 11 amaneceremos con los mismos problemas nacionales a cuestas: desabasto de medicinas, inflación galopante, inseguridad desaforada, enfrentamientos por el tema de la reforma eléctrica, etc. Más lo que se acumule en nuestras relaciones con nuestro principal socio comercial: los Estados Unidos, que no es poca cosa.