“… Nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”, dice la sabia reflexión de Ramón de Campoamor (1817-1901), que ahora evocamos porque nos parece apropiada y justamente a la medida de la reacción presidencial respecto a dos votaciones en el pleno de la Suprema Corte de Justicia durante la semana que concluyó: “que no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, expresó AMLO ante la decisión de la Corte de declarar inconstitucional la ley donde se prohibía a funcionarios públicos contratarse en los 10 años inmediatamente siguientes en empresas relacionadas con la materia de su encargo público; por tal decisión, calificó a los ministros de “abogados patronales”. Pero, solo dos días, después su reacción fue otra, al calificar de “histórica y patriota” la decisión de la Suprema Corte de declarar constitucional la Ley de la Industria Eléctrica, eso “demuestra que hay un auténtico Estado de Derecho”, “fue un triunfo”, dijo el presidente. Dos versiones diferentes respecto del mismo cuerpo colegiado orientadas según la conveniencia, por lo cual nos retrotraemos al citado aforismo de Campoamor, porque viene “como anillo al dedo”. Salvo mejor opinión.