El presidente López Obrador gusta en insistir acerca de los “cambios” introducidos por su gobierno en el escenario nacional, aunque en realidad esa transformación aún no es posible advertirla en el ámbito social y económico, debemos convenir en que, al menos por razones de estilo para gobernar, sí se evidencian algunas diferencias. Y, claro, en la configuración política del país, donde Morena ya gobierna en la mayor parte de las entidades federativas. Sin embargo, sustantivamente en México sigue imperando el modelo económico neoliberal y el régimen de gobierno es democrático, republicano y representativo, con fuerte tufo presidencialista, igual que siempre. Hay quienes aseguran que el presidente López Obrador no acaba de asumir su encargo presidencial y permanece encapsulado en su faceta de líder oposicionista, a juzgar por su impertérrita pugnaz actitud respecto de sus adversarios, que en purismo democrático son sus gobernados. Obviamente, la perspectiva de los tiempos nos dará mejor visión acerca de cuanto ahora ocurre, por lo cual debemos conformarnos con observar los cambios inducidos por el estilo de gobernar, sin demérito de las circunstancias que los originan. Al margen de las motivaciones que estimularon al muy anticipado “destape” de precandidatos a la presidencia por el propio López Obrador, lo declarado por el expresidente Miguel de la Madrid en entrevista concedida a Edmundo Cazarez en julio de 2000 aporta elementos para la comparación: “El presidente en turno no es el único que toma la decisión de elegir a su sucesor. La designación del candidato se hace con la participación del partido. ¡Es totalmente falso que el presidente lo haga solo! En mi caso, fue como sigue: primero, le pido a mi partido, (el PRI), en marzo de 1987, que ausculte al país, pero sobre todo a la misma dirigencia del partido, a través de ella y de sus bases, cuáles son sus preferencias”. “En Julio, De la Vega me dice: <Señor Presidente, he viajado por toda la república y he platicado con la dirigencia del partido, y en mi opinión, hay seis personas que gozan de cierta simpatía y apoyo…yo diría que con un criterio abierto, los seis tienen las mismas posibilidades>. (Los seis eran: Manuel Bartlet Díaz, Secretario de Gobernación, Ramón Aguirre, Jefe del Departamento del Distrito Federal, Sergio García Ramírez, Procurador de Justicia, Carlos Salinas de Gortari, Secretario de Programación y Presupuesto, Alfredo del Mazo, Secretario de Energía y Minas y Miguel González Avelar, Secretario de Educación) … Pregunta: “¿Por qué no me dice de una vez que el presidente tenía su <consentido>”? “No había consentido, todos estaban en las mismas condiciones de igualdad” y la terna final fue la integrada por Manuel Bartlett, Alfredo del Mazo y Carlos Salinas. Relata de la Madrid que en reunión con el CEN del PRI “yo les dije que Salinas era el de mayores cualidades, pero les pedí su opinión. < ¡Señor presidente yo también estoy de acuerdo!>, escuché una y otra vez. Fueron uno por uno los que se expresaron, Salinas, Salinas, era el coro”. P. “¿Una disciplina aberrante y enfermiza? MdM: “Había una disciplina muy importante del PRI hacia el presidente y Salinas había logrado la mejor faena de convencimiento con los sectores del partido y con todas las fuerzas que intervienen en una sociedad, gobernadores, sectores empresariales, movimiento obrero, organizaciones campesinas”. Así las cosas, también podemos coincidir en que ha habido cambio de formas, pero no de fondo, porque el coro griego sigue obedeciendo las directrices de la batuta presidencial, y la disciplina que ahora criticamos en Morena no es muy diferente a la del PRI en sus momentos de gloriosa hegemonía, entonces ¿Cuál cambio?