Con un gran sentido de la justicia poética, el sector opositors usó este proceso electoral para darle a Kike Krauze una probadita de la dictadura perfecta tricolor que tanto extraña. Por eso vimos el show estandopero de Santi Creel (le aplicó rudeza innecesaria a sus aliados del PRI), la muy sentida changoleonización de la política de la Téllez, la resucitación de Labastida-Muñoz Lerdo-Fox-Catémoc Cárdenas (ni en las películas del Santo hay tanta momia), la construcción de una narrativa encabezada por el mejor compadre de García Luna Productions, imagínate tú, el expresichente Jelipillo, donde se le buscó achacar de manera fallida a López Obrador y a la Cuatroté una relación con el narco. Todo acompañado por un ballet coreográfico mediático que ya hubiera querido Milton Gio para una noche en Siempre en domingo.
Debo reconocer que sí me dio un no sé qué, que qué sé yo, al ver las crónicas en las sedes del PRIcámbrico temprano y de Acción Nacional, cuya capacidad de convocatoria era solo comparable a la del Necaxa. Bueno, cómo estaría la cosa que, ya viendo la dimensión de la debacle, con mucha valentía y congruencia, el perínclito Dante Delgado luego luego se deslindó de sus carnales del PRIANChu y hasta los regañó por tratar de hacer pasar como triunfos la pérdida de no pocas gubernaturas, burlándose de personajes como Mariana Gómez del Pacto. O sea que con su espíritu de vendedor de autos usados, Dantititititito aprovechó para darle un tallón al pobre nini rico, Claudio XXX González, buscando mañosamente arrebatarle el liderazgo en la alianza opositora, alegando que es el Bad Bunny de la ultraderecha. Eso sí, gran lección para la oposición: nunca convoquen a Margarita Zavala a una campaña como en Hidalgo, nomás fue a acabar de desprestigiar a Caro Viggiano. Y la necedad: que el PAN quiera a Colosio Jr. como candidato al 2024, supongo que por sus muy calderónicas fallas técnicas.
Como quiera que sea, todo esto fue bonito y sentimental porque se trató de una especie de despedida de los choznos de don Plutarco que, antes de ver a su partido cómo se hundía, andan tras Alitititititito Moreno para aplicarle una terapia de choque. Ahí sí, Cabeza de Buey, a pesar de todo su robusto mapachaje, va a tener que buscar refugio en la baticueva de Ricky Riquín, no se vale.
Me dicen que en Spotify está arrasando una muy sentida balada, “¿Qué tal te va sin PRI?”, interpretado por Alititititito Moreno, Mr. Robotox. Favor de confirmar.