Por Edgar Hernández*
Hoy se queja de linchamiento, que su vida privada sea pública y estar en boca de la opinión pública por presunto dudoso pasado y fortuna relámpago hecha en menos de tres años.
Ayer, sin embargo, guardó silencio cuando se dieron a conocer las condiciones y concesiones que tuvo que hacer para llegar a ser la favorita del jefe Eleazar.
Y es que de ser una modestísima empleada de una sucursal bancaria cualquiera, Joana Marlén Bautista Pérez se catapultó –no se sabe si gracias a su talento innato- a las más altas esferas del poder gubernamental.
Gracias a los buenos oficios del poderoso subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, primo de Cuitláhuac, Joana se catapultaría como la responsable del manejo de mil 614 millones 280 mil pesos, presupuesto anual asignado al Poder Judicial, el cual de pronto registra un déficit de 600 millones a mitad del año pasado.
Hoy Joana se queja amargamente de una embestida mediática en su contra, pero le dio amnesia cuando se publicó su salario mensual, el más alto pagado en Veracruz, por encima de lo que gana el propio gobernador.
Acusaría asimismo recibo de violencia de género cuando recién se publicaron fotografías y reseñas de su vida privada y pasajes presuntamente licenciosos de su paso en Poza Rica.
El de Joana es todo un caso.
Llega a la vida de Eleazar en el momento en que más la necesitaba.
Eleazar, siempre un pobre diablo, un viejo priista cuyo sueño dorado era gobernar Jilotepec, de pronto alza los brazos al cielo y le cae enterito su primazo, Cuitláhuac García Jiménez.
Es cuando se acerca Joana, a la fuente del poder y el dinero y se pone a su disposición como su secretaria, primer paso para llegar a donde más anhelaba, el billullo.
Es cuando le brinca al presupuesto anual del TSJ y de inmediato disponer del Fondo de Ahorro del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial, que al 2021 alcanzaba los 760 millones de pesos.
Dinero rápido, muy rápido le llega para ministrarlo, así se dice, y de pronto la distinguida Joana Marlén dispone el recorte del 50% de los salarios de los magistrados y se auto asigna un escandaloso salario con un tope que alcanzó 180 mil 265 pesos.
Así, en julio del 2021 su cheque le llegó por 103 mil pesos; pero en septiembre ya bien apoltronada al frente de la Dirección de Administración de Finanzas del Tribunal Superior de Justicia, fijó su salario en 138 mil pesos mensuales que superó los 180 mil pesos vía compensaciones adicionales.
Joana Marlen Bautista Flores, quien hasta antes de la llegada de los morenos fue empleada del área de crédito automotriz de Bancomer en Poza Rica, se convertía así en una dama poderosa.
La que hoy se tutea con el gobernador y se queja de que la atacan en su vida familiar.
Cuitláhuac, tolerante y cómplice, la apapacha y le dice que aguante vara, que las redes nadie la lee. Que no haga caso cuando le publican sus primeros trabajos en Martínez de la Torre en “Osos Bar”, de Galeana y Zaragoza.
Y que es falso que en menos de tres años sea dueña de ranchos, residencias, spa, salón de belleza, terrazas para eventos, bares y edificios, así como lujosos autos de reconocidas marcas como Mercedes Benz, BMW, Audi y Cadillac.
Todo eso es falso.
Tan falso como el affaire Daniel Fernández Carreón y el escándalo en Plaza Xanat.
Los malquerientes de Joana Marlén Bautista han escrito muchas páginas ominosas e historias incontables de su vida. Acaso verdad, acaso mentira… ¡Qué más da!
Es parte del circo al que ha dado lugar el gobierno de Cuitláhuac García caracterizado por el abuso de poder y ese irrefrenable apetito por las transas y el dinero fácil.
La de Joana es tan solo una página de lo que ya desde ahora se ve venir en donde los gobernantes del pasado quedan como párvulos, unos lerdos ante los excesos de quienes hoy encabezan el cambio, la Cuarta Transformación.
Hoy es tiempo de lanzar los cohetes, pronto habrá que ir a recoger las varas.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
*Premio Nacional de Periodismo